LD (EFE) Así lo ha asegurado el ministro de Industria, José Montilla, en la firma del acuerdo, que contempla que las tasas máximas de intercambio se reduzcan a la mitad en tres años, de manera que pasarán del 2,32 por ciento actual al 1,1 por ciento en 2008.
La bajada se hará de una forma progresiva, de manera que el próximo año las tasas de intercambio máximas pasarán del 2,32 por ciento actual al 1,4 por ciento en 2006, al 1,3 por ciento en 2007 y al 1,1 por ciento en 2008.
Al tiempo, las tasas medias bajarán en este periodo del 1,5 por ciento en que están situadas en la actualidad al 0,7 por ciento que alcanzará dentro de tres años.
Este descenso, según los bancos, se trasladará de una forma más o menos inmediata a la comisión que los comerciantes pagan a las entidades financieras –la tasa de descuento–, aunque eso no se puede pactar porque atentaría contra la competencia.
Mientras las entidades de crédito firmantes expresaron su preocupación por que España llegue al nivel de otros países de la UE en el pago por tarjeta, los comerciantes aseguraron que este acuerdo redundará en beneficio de los clientes, a través de precios más bajos.
El pacto recoge además una nueva fórmula de cálculo de las tasas de intercambio, de manera que a partir de ahora no se podrá discriminar por sectores –hasta ahora un gimnasio pagaba generalmente más que un supermercado, por ejemplo– y se diferenciará entre tarjetas de crédito –con más riesgo– y débito –con menos riesgo porque el abono es instantáneo–.
La bajada se hará de una forma progresiva, de manera que el próximo año las tasas de intercambio máximas pasarán del 2,32 por ciento actual al 1,4 por ciento en 2006, al 1,3 por ciento en 2007 y al 1,1 por ciento en 2008.
Al tiempo, las tasas medias bajarán en este periodo del 1,5 por ciento en que están situadas en la actualidad al 0,7 por ciento que alcanzará dentro de tres años.
Este descenso, según los bancos, se trasladará de una forma más o menos inmediata a la comisión que los comerciantes pagan a las entidades financieras –la tasa de descuento–, aunque eso no se puede pactar porque atentaría contra la competencia.
Mientras las entidades de crédito firmantes expresaron su preocupación por que España llegue al nivel de otros países de la UE en el pago por tarjeta, los comerciantes aseguraron que este acuerdo redundará en beneficio de los clientes, a través de precios más bajos.
El pacto recoge además una nueva fórmula de cálculo de las tasas de intercambio, de manera que a partir de ahora no se podrá discriminar por sectores –hasta ahora un gimnasio pagaba generalmente más que un supermercado, por ejemplo– y se diferenciará entre tarjetas de crédito –con más riesgo– y débito –con menos riesgo porque el abono es instantáneo–.
A partir de 2009, cuando concluye la vigencia de este acuerdo, las tasas de intercambio máximas fijadas ahora se sustituirán por unas nuevas tasas que se determinarán en función de los costes de las operaciones.