El Financial Times pedía la pasada semana un mecanismo para permitir el abandono voluntario del euro por parte de los socios comunitarios, al tiempo que el Gobierno alemán que preside Angela Merkel trabaja en su plan sobre la quiebra ordenada de países. Por el momento, todas las posibilidades están abiertas, y Grecia es el principal protagonista de los citados escenarios. No obstante, ha sido el primer miembro de la zona euro en recibir ayuda de Bruselas y el Fondo Monetario Internacional (FMI) para evitar la quiebra.
La cuestión es que, pese a la inyección de fondos internacionales, la mayoría de analistas coincide en señalar que, tarde o temprano, la deuda griega deberá ser reestructurada. Es decir, los acreedores deberán aceptar una moratoria y una quita (descuento) en el cobro de los bonos soberanos helenos. De hecho, algunos ni siquiera descartan ya la posible salida de Grecia de la zona euro. Es el caso del banco holandés ING, que en un reciente informe contempla este escenario como una probabilidad a tener en cuenta.
La entidad señala como "escenario más plausible" que "Grecia sea el único país en salir de la zona euro", dada la incertidumbre existente sobre su solvencia soberana y su baja competitividad económica Pero, ¿qué sucedería en tal caso?
Según ING, el abandono del euro por parte de Grecia se realizaría de forma orquestada y controlada, gracias al apoyo financiero de la Comisión Europa y el FMI. Su salida no sería "caótica", ya que recibiría la financiación necesaria a medio plazo para suavizar los efectos económicos y el posible pánico bancario que provocaría su transición monetaria.
Pese a ello, según ING, Grecia sufriría un impacto intenso: en el escenario base, la economía helena registraría una profunda recesión en 2011, con una caída del PIB próxima al 7,5% interanual; además, debido a su elevado déficit público, el nuevo dracma (moneda nacional) griego caería un 80% respecto al euro.
Sin embargo, el impacto sobre el resto de la zona euro sería menor ya que, de media, el resto de socios comunitarios registraría una caída del PIB próxima al 1%. "El modesto tamaño de la economía griega haría su salida mucho menos perjudicial que en el caso de otras economías más grandes".
Además, según los analistas de esta entidad, tendría un efecto indirecto positivo sobre otros socios comunitarios en una situación de debilidad económica similar. Y es que "la salida griega daría un nuevo impulso a las reformas estructurales que precisan otros países altamente endeudados como España y Portugal", ante la perspectiva de tener que abandonar el paraguas de la moneda única.