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Zapatero y Rajoy caen en el "populismo fiscal"

Subir  impuestos a las rentas altas apenas recaudaría 5.000 millones adicionales (el 5% del déficit), mientras que los recortes concretos de Rajoy ahorrarían unos 3.000 millones extra (3%), según los expertos de la Federación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea).

Las últimas propuestas del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y el líder de la oposición, Mariano Rajoy, para tratar de reducir el agujero presupuestario caen en el “populismo fiscal”, según advierten el doctor en Economía por la Universidad de Minnesota y co-director de la Cátedra Fedea-Caja Madrid, Juan Rubio-Ramírez, y Mario Alloza, miembro también de Fedea.

Así, las propuestas concretas y puntuales de recorte de gasto lanzadas por Rajoy, no sólo contradicen los hechos de la política popular sino que, además, apenas arrojarían un ahorro presupuestario de 3.000 millones de euros (algo menos del 3% del déficit público de 2009).

La escasa concreción de Rajoy

En primer lugar, cabe señalar que desde mediados de 2008, mientras la dirección popular se ha dedicado a criticar, de cara a la galería, los planes anticrisis del Gobierno, a la hora votar o bien los ha apoyado o bien ha optado por la abstención. Así pues, desde un punto de vista político, el PP también ha contribuido al dispendio de recursos públicos aplicado por el Gobierno socialista.

Al mismo tiempo, su listado de propuestas concretas para reducir el déficit se queda muy corta, según los expertos de Fedea. El jefe de la oposición propuso las siguientes medidas:

1. Supresión inmediata de la Vicepresidencia Tercera del Gobierno y de los Ministerios de Igualdad y Vivienda: “Si Rajoy lograse ahorrarse todo el dinero asociado a tales Ministerios, la suma no podría ascender a más de unos 2.000 millones de euros”, indican.

2. Integración -que no eliminación- de los Ministerios de Educación y Cultura: “El presupuesto combinado de ambos Ministerios es de unos 4.700 millones. No queda claro como cuantificar el ahorro de tal fusión; la mayor parte de los costes ministeriales son salarios y poco se puede hacer a este respecto”. En este sentido, estiman que el ahorro apenas podría ascender a unos 50 millones, ya que el PP no habla de eliminar subvenciones concretas sino tan sólo d ela integración de ambos departamentos.

3. Integración de los Ministerios de Trabajo y Sanidad: sucedería algo similar. Sin eliminar subvenciones como, por ejemplo, las destinadas a los cursos de formación para parados -unos 7.500 millones, si se incluyen las ayudas europeas-, “nos ahorraríamos unos 700 millones” de un presupuesto conjunto de unos 67.000 millones.

4. Eliminación de todas las subvenciones: en este sentido, Rubio y Alloza critican la falta de concreción por parte del PP. “Dios sabrá lo que significa esto y cuanto podríamos ahorrarnos. Pero muchas hay, eso seguro”, indican. Sin embargo, recuerdan que “cuando el Gobierno propuso eliminar una de las más distorsionantes y costosa (la subvención a la compra de vivienda) la oposición puso en el grito en el cielo. A nosotros, por ejemplo, nos encantaría quitar las subvenciones al cine, pero eso sólo nos ahorraría unos 120 millones”.

5. Retirar subvenciones a partidos y sindicatos: según partidas presupuestarias, unos 280 millones.

TOTAL: cerca de 3.000 millones.

En resumen, “puro populismo. Y ése es el problema de Rajoy y sus asociados. Desde que entramos en la tormenta no han hecho más que lanzar propuestas populistas y oponerse a las reformas que el Gobierno (más por necesidad que por convencimiento) ha puesto encima de la mesa”, añaden.

Por último, estos economistas también critican el rechazo del PP a retrasar la edad de jubilación cuando, junto al PSOE, es algo que defienden desde hace tiempo en el Pacto de Toledo. Sus ideas al respecto tampoco contemplan en ningún caso la posibilidad de sustituir el actual sistema por un modelo de capitalización privada, pese a  que garantizaría a los futuros jubilados una pensión media de 3.500 euros al mes.

El impuestazo de Zapatero


Pero al “populismo fiscal” de Rajoy se suma el de Zapatero. Así, “el Gobierno no se podía quedar en menos, y estos últimos días se ha dedicado a manifestarse abiertamente sobre la posibilidad de lanzar medidas con un alto nivel de populismo y bajo de eficacia parecidos a los de la oposición”.

En concreto, Rubio y Alloza destacan dos: la recuperación del Impuesto del Patrimonio (IP) y subir el IRPF a las rentas más altas.

1. Impuesto del Patrimonio: sólo recaudaba unos 2.000 millones en 2007 -antes de su eliminación en el práctica- por lo que, por desgracia, tampoco da para tanto.

2. Subir el IRPF: el tipo marginal máximo actual es del 43% para rentas mayores a 52.360 euros. “En 2007 había unos 750.000 de estos afortunados que pagaban unos 25.000 millones de euros en concepto de IRPF”. Pues bien, según los cálculos de estos analistas, elevar el tipo marginal máximo del IRPF del actual 43% al 55% recaudaría unos 2.500 millones adicionales, menos que el equivalente a incrementar el IVA general en un punto; mientras que subirlo al 75% aportaría 6.700 millones adicionales. Es decir, que “casi doblar el tipo marginal aportaría menos de un 1 % del PIB”.

TOTAL: restaurar el Impuesto del Patrimonio y subir el tipo máximo del IRPF al 55% apenas lograría aumentar la recaudación en 5.000 millones de euros anuales, equivalente a menos del 5% del déficit público (110.000 millones en 2009).

Alternativas

Ante este panorama, Rubio y Alloza recomiendan a ambos dirigentes que abandonen el “populismo fiscal” y apueste por crear un consejo de política fiscal independiente, al estilo del nuevo Gobierno británico.

Nosotros creemos que dada la severidad de la crisis y las medidas tan poco populares que se han implementado y se van a tener que implementar hay una muy alta probabilidad de que el PSOE haya perdido, ya, las próximas elecciones.

Por eso creemos que ésta es una buena oportunidad para que el presidente se quite el sombrero de político y se ponga el de gestor o estadista. Tiene frente a él unos meses decisivos que pueden (y van a) afectar seriamente el futuro de la economía española en el medio/largo plazo.

Es por ello esencial que abandone medidas de corte populista, que no le van a servir para ganar las elecciones, en favor de una política económica seria basada en la solvencia de las finanzas públicas.

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