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ESTRENO: 27 DE NOVIEMBRE

Planet 51: España sí está a la vanguardia del cine... de animación

Lo de Illion es un caso de estudio, en todos los sentidos. A la chita callando y sin rajar más de la cuenta, han reconvertido una empresa de videojuegos de éxito en un chiringuito cinematográfico de primer orden. Y para muestra,  Planet 51: una superproducción ibérica con vocación de taquillazo.

Lo de Illion es un caso de estudio, en todos los sentidos. A la chita callando y sin rajar más de la cuenta, han reconvertido una empresa de videojuegos de éxito en un chiringuito cinematográfico de primer orden. Y para muestra,  Planet 51: una superproducción ibérica con vocación de taquillazo.

El film nos cuenta una invasión alienígena a la inversa, en la que un astronauta humano aterriza en el pretendidamente inhóspito Planeta 51… sólo para descubrir una civilización perfectamente avanzada y al modo de los EEUU de los 50. Una vez allí, hará pandilla con un grupo de aliens adolescentes para alcanza su nave espacial y regresar a casa, lo cual va a traer de cabeza a todo el Ejército del planeta.

Con una premisa perfectamente válida, el film de Illion basa su atractivo en el consabido homenaje a la ciencia ficción de los 50 y la parodia de la paranoia militarista de la que aquella bebía, en la que fue la época de apogeo del género. Y a la manera de la reciente Monstruos contra Alienígenas, todo ello se presenta convenientemente masticado para la ocasión con sano objetivo de satisfacer al público infantil. Lo cierto es que el objetivo se cumple sobradamente.

El producto mira de tú a tú, y de qué manera, al cine de animación facturado por Dreamworks, Fox y compañía, y muestra su sana vocación de satisfacer a cuanto más público mejor con un humor socarrón y un ritmo frenético. Planet 51 sorprende por sus bondades técnicas, y debe ser reconocida por igualarse en méritos digitales con sagas como las de Shrek, Ice Age y sucedáneos. El film, además, divierte y sorprende por su meticulosidad a la hora de reproducir los Estados Unidos marcianos, choteándose de estereotipos y sacudiendo alguna carcajada a la salud del cine de ciencia ficción (impagable ese cachorro Alien perruno, que haría las delicias del mismísimo H.R. Giger, y que se lleva las mejores risas de la función).

Pero donde sí falla la apuesta es en la sencillez conceptual de su historia, y en el escaso riesgo tomado por sus responsables a la hora de elaborar un producto fresco y original. El guión de Joe Stillman se conforma con seguir la senda conocida y, pese a aportar ciertas notas de humor perverso, el conjunto es, quizá, demasiado esquemático e impersonal, careciendo del refinamiento y dignidad que Pixar o ciertos sectores de la animación oriental saben otorgar a sus productos.

Bajo el barniz digital de Up, sin ir más lejos, se escondía el alma de un cine de cinco estrellas, que en los productos que emula Planet 51 sólo se daba esporádicamente. Así, el film de Jorge Blanco sólo acierta a emparentarse en un digno tú a tú títulos como la propia Shrek o la citada Monstruos contra Alienígenas, lo que, bien pensado, está muy bien para pasar un rato distraído. Esperemos que haya una próxima y prometedora ocasión de un equipo de trabajadores natos y verdaderamente competitivos, ajenos a desubicados debates ajenos al cine. Quedamos a la espera de nueva apuesta del estudio.

En Chic

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