El caso Pujol está teniendo una incidencia más bien escasa en el proceso separatista, hasta el punto de que es dicho proceso el que proyecta sus efectos sobre el escándalo de los dineros ocultos y los negocios bajo sospecha del clan del expresidente de la Generalidad. CiU ha logrado que ERC, Iniciativa y las CUP rebajen el alcance de la comisión de investigación con la que amenazaban a Artur Mas por la vía de ampliar el campo a toda la corrupción política.
Ciudadanos y el PP querían que los trabajos parlamentarios se centraran en los asuntos protagonizados por Pujol y sus familiares directos, pero la izquierda catalana, con el apoyo de CiU, ha impuesto su criterio, que reduce considerablemente los riesgos que habría de asumir la federación nacionalista en caso de que la comisión llegue alguna vez a constituirse.
La convocatoria del referéndum ha sumido a la política catalana en un grado de inestabilidad que puede desembocar en adelanto electoral, con lo que la comisión del caso Pujol, que Ciudadanos denomina "caso Convergència", quedaría en el limbo de las buenas intenciones. CiU ha aprovechado el momento de máxima tensión política para exigir de ERC y las CUP un gesto de "patriotismo", una señal de que el objetivo de la independencia está por encima de los ajustes de cuentas partidistas. Y lo ha obtenido con una comisión de investigación tan ambiciosa como condenada a la dispersión más absoluta.
El foco está en la suspensión de la ley de consultas autonómica y del decreto del referéndum, así como en los gestos de fingida desobediencia del gobierno catalán, que ha retirado la campaña propagandística del 9N pero no la web con la información electoral, y del parlamento regional, que designa a los miembros de la "junta electoral" pero no hace efectivos sus nombramientos a la espera de que el Constitucional resuelva sobre los recursos enviados por la Generalidad.
Este viernes Mas se reunirá con Oriol Junqueras (ERC), David Fernàndez (CUP) y Joan Herrera (IC), los dirigentes de los partidos del bloque separatista, para intentar adoptar una estrategia conjunta. Las CUP abogan por la desobediencia, táctica por la que también apuesta ERC. En CiU, en cambio, hay cada vez más voces a favor del adelanto electoral, que no beneficia en absoluto a la formación de Pujol pero se aprecia como el único camino para salir del callejón sin salida del referéndum.