Mariano Rajoy está satisfecho de no haber cambiado un ápice su postura desde la celebración de las elecciones, hace ahora tres meses. Cree que su propuesta se entiende perfectamente y es la que genera estabilidad política y económica. Así, una vez más, se negó a participar en "la comedia de enredo" que a sus ojos están protagonizado Pedro Sánchez y Albert Rivera. Y avisó a navegantes: "No me voy a rendir nunca".
El líder del PP se marcha de vacaciones de Semana Santa sin haber descolgado el teléfono para retomar las negociaciones con sus interlocutores políticos del PSOE y Ciudadanos. Según dijo, no renuncia a hacerlo, pero no cree que valga para nada. En Guadamur, un pequeño municipio de Toledo de poco más de 1.800 habitantes, Rajoy hizo el discurso de siempre, claramente de precampaña, con guiños constantes al mundo rural frente a los que "están 24 horas pisando moqueta".
Para empezar, Rajoy justificó de nuevo que decidiera no ir al debate de investidura. "No voy a engañar ni a los españoles, ni al Parlamento, ni tampoco a mi partido", destacó, para a renglón seguido aclarar que no se someterá a ninguna votación sin antes haber conseguido los votos suficientes. Un extremo que hoy parece poco probable. "Otro no pensó igual y fue, pero para ser elegido hay que tener apoyos, tampoco es tan difícil sumar bien", empezó con el ataque.
En opinión del líder del PP, lo vivido en las últimas semanas ha sido un auténtico "sainete" impropio de un país serio. "Sánchez hizo un acuerdo con Ciudadanos que nadie ha entendido", recalcó. "¿Qué es lo que hemos visto? Un sinfín de dimes y diretes, de reuniones, de vetos de unos y otros y de ruedas de prensa. Nunca en mi vida he visto dar tantas ruedas de prensa", arguyó, provocando la carcajada del auditorio, en el que había muchos miembros de nuevas generaciones.
Rajoy sacó entonces a colación la conversación entre Sánchez y Alexis Tsipras, el mandatario griego. Los suyos le aplaudieron entre risas. "Por el medio aparece Tsipras, que no sabemos si va a formar el Gobierno de España. Yo no le he pedido nada a ese señor, que quede claro", se mofó. Previamente, desde Bruselas, ya calificó de "pintoresco" que el líder socialista le pidiera ayuda para intentar un acercamiento con Podemos.
"¿Qué hay que hacer? El PP se lo toma enserio y no vamos a participar en ese sainete. Nuestra posición es la misma", reiteró una vez más. Y, en este sentido, rechazó con contundencia la posibilidad de que pueda asumir el acuerdo entre PSOE y Ciudadanos. "No puede ser, y no va a ser", avisó, no sin antes recalcar que "ese programa tiene dos ejes: el primero, echarnos y, el segundo, derogar todas las reformas del PP". Para rematar, bromeó sobre las "comisiones" negociadoras de dichos partidos en las que "los líderes no pueden hablar". "Es un espectáculo que no conduce a ninguna parte", resumió.
La continuidad de Rajoy
Así las cosas, en el PP siguen apostando por las elecciones en junio como salida más factible. Ése es el diagnóstico del entorno del propio Rajoy, que reitera que no hay dudas sobre su continuidad, pese al desasosiego interno. María Dolores de Cospedal, también presente en el acto, no dudó en elogiarle. "Algunos sólo quieren escuchar a los grandes poderes y grupos mediáticos" pero "Rajoy escucha a la gente". "A veces, el precio por tener un presidente independiente es muy duro. Como él no lo va a decir, lo digo yo. No tiene ninguna atadura con nadie", le ensalzó.
Rajoy recogió el testigo. Primero, puso en valor la "lealtad" de Cospedal, más aún "cuando casi siempre te ha tocado lo más difícil". "Puedes estar muy satisfecha y espero que estés muy satisfecha de lo que vas a hacer en el futuro", le dijo a su número dos, sin dar más detalle. Luego, el líder del PP habló de su continuidad: "Me he sentido muy querido y tener la total y absoluta certeza de que voy a seguir luchando por España, por el medio rural, por el sentido común y por la razón", dijo. La alcaldesa del municipio, la popular Sagrario Gutiérrez, le entregó entonces la declaración de 'persona muy grata'.