El partido antisistema propondrá este viernes en el pleno de Barcelona la sustitución de la estatua de Colón que distingue el perfil marítimo de la capital catalana. En su lugar pretenden instalar una alegoría de la resistencia indígena contra la colonización.
A pesar de que la historiografía nacionalista ha dado en reivindicar la figura del descubridor por su supuesto origen catalán, Colón es para los concejales de la CUP María José Lecha, María Rovira y Josep Garganté un genocida que destruyó la "cultura" de los nativos americanos. La presidenta del grupo municipal de Ciudadanos, Carina Mejías ha reaccionado con un tuit en el que afirma que "tras la catalanización de Colón ahora toca Colón el esclavista".
Los ediles cuperos también quieren que se retire la estatua de Antonio López, primer marqués de Comillas y connotado negrero, según los dirigentes del partido antisistema. Pero no acaban aquí los cambios que quiere introducir la CUP en la fisonomía urbana. El partido antisistema exige a la alcaldesa Ada Colau que no se limite a cambiar los nombres de las plazas y calles borbónicas, sino que erradique también las escasas banderas españolas que ondean en algunos edificios municipales.
La CUP acentúa de esta manera la operación emprendida por Colau y que tendrá como colofón el cambio de nombre de la sala de plenos municipal, hasta ahora conocida como de la Reina regente, todo ello en vísperas del 12 de Octubre. El emplazamiento estará dedicado ahora a Carles Pi Sunyer, alcalde de Barcelona en la época republicana.
El Rey emérito se queda sin plaza
Sobre el cambio del callejero, el presidente del grupo del PP, Alberto Fernández ha alertado de que el pasado 23 de septiembre el Boletín Oficial de la Provincia anunciaba el cambio de nombre de la plaza Juan Carlos I (el cruce de Diagonal con Paseo de Gracia) por el de "Cinco de Oros". Fernández ha reprochado que el edil socialista Jaume Collboni, convertido en teniente de alcalde de Colau, guarde silencio al respecto: "Es vergonzoso que los socialistas sean incapaces de defender los símbolos del Estado en Barcelona" y ha recordado que en 1981 fue el socialista Narcís Serra quien otorgó el nombre de la plaza a Juan Carlos I.
Alberto Fernández considera que "la extrema izquierda, el independentismo y los republicanos coinciden en despreciar el papel que tuvo el Rey en la recuperación de nuestra democracia".