Desgraciadamente no sólo existe mucha gente dispuesta a vender humo, sino que también, existe demasiada gente dispuesta a comprar esa mercancía con nuestro dinero. La corrupción institucionalizada resulta ser uno de los elementos más significativos para definir un país como tercermundista.
Estos "golfos apandadores", los que corrompen y los que fácilmente se dejan corromper, no necesitan reventar las cajas fuertes, pero tampoco gozan de la simpatía cinematográfica de los ladrones de guante blanco, a los que por lo menos se les supone un ingenio superior al del común de las personas.
Vulgares "chorizos", al menos "El Lute" tuvo la dignidad de redimirse por medio de la instrucción. ¿Qué tipo de redención nos ofrecen aquellos a los que a todas luces les falta un hervor? ¿Van a tirar de pico y pala? Me gustaría. Un saludo