Los polos son dos puntos opuestos, sea en un circuito eléctrico o en el eje que corta la Tierra (u otro cuerpo parecido) de Norte a Sur. Así pues, la palabra “bipolar” ya es un pleonasmo, un derroche verbal, pues polos solo hay dos. Sería absurdo que un astro solo tuviera polo Norte, no polo Sur. Pues bien, en el discurso político actual nos hartamos de oír lo de “bipolar” por todas partes. Si solo fuera eso, el desvío sería tolerable. Pero es que a los prohombres de la política o de la cultura se les llena la boca con lo de “unipolar” y “multipolar”. Se puede admitir que pueda haber figuras con un polo o con varios polos, pero siempre serán anómalas. De lo que me quejo, por tanto, no es del recurso a esas palabras, sino del abuso que de ellas se hace. Si tantas cosas son unipolares o multipolares, entonces la noción de “polos” (que son dos) carece de sentido. Claro que más grave es que hablemos de la izquierda sin reconocer que existe la derecha. Un concepto inhiere el otro por necesidad. La mejor definición de la izquierda es decir que es lo contrario de la derecha. Dice el Diccionario oficial que la parte izquierda del cuerpo humano es lo que está del lado del corazón, lo cual no es definir nada. Por lo mismo, el polo Norte es el opuesto al polo Sur.
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