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Antonio José Chinchetru

Rubalcaba e internet: todos "drogatas"

Llegaría la hora de hacer algo que siempre ha tentado a quienes ejercen el poder político: establecer restricciones al uso de internet. Con la excusa de la salud mental de los ciudadanos podrían imponer limitaciones a su uso.

RbCb tiene un problema con la red, no le hace ninguna gracia. Cuando todavía no había sido proclamado candidato socialista a la Presidencia del Gobierno, y en su condición de ministro de Interior, la criminalizó al decir que "no habría terrorismo 'internacional' si no existiera internet". Apuntar al ciberespacio como una de las causas de la existencia de grupos como Al Qaeda y organizaciones similares es un desatino que no aguanta el menor análisis crítico. Ahora pretende incluirla en el Plan Nacional sobre Drogas. No como herramienta, sino como algo cuyo consumo es negativo.

Así, el programa electoral del PSOE incluye a las "nuevas tecnologías, la red, videojuegos" junto a la ludopatía en el conjunto de "adicciones sin sustancias" sobre las que debe asumir competencias dicho plan. Así, sin matiz alguno. A pesar de que la existencia de la adicción a internet es asunto de debate desde hace años, resulta cierto que un uso excesivo de la red puede generar problemas, como la renuncia a horas de sueño y otros. Sin embargo, de ahí a equipararla con las drogas o la adicción a los juegos de azar hay un abismo.

Basta que una sustancia o una actividad sea considerada de forma oficial como potencialmente adictiva, y por lo tanto nociva, para que el poder político intente regularla al máximo. Si se considera internet como algo digno de tratar en el Plan Nacional sobre Drogas, el riesgo de que se quiera limitar su uso es evidente. Si se establecen limitaciones de edad al consumo de alcohol, se establecen restricciones bajo el mismo criterio y el de espacios físicos al tabaco o a los juegos de azar, ¿por qué no actuar –diría antes o después un político– de forma similar con algo que también es adictivo?

Llegaría la hora de hacer algo que siempre ha tentado a quienes ejercen el poder político: establecer restricciones al uso de internet. Con la excusa de la salud mental de los ciudadanos podrían imponer limitaciones a su uso por cuestiones de edad o incluso de contenido. Para protegernos de nuestra supuesta incapacidad de no convertirnos en adictos, nos robarían la libertad. ¿Es lo que quiere Rubalcaba? Antes que eso, mejor que todos seamos "drogatas" de la red.

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