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Carlos Pérez Gimeno

Paloma Lago, en los tribunales

La pobre princesa al principio se tragó el anzuelo, pero como veía que el tiempo pasaba y que los dividendos de esos fondos no llegaban nunca, harta de esperar, lo denunció dándose cuenta de que el apuesto aristócrata era un chorizo en toda regla.

A la presentadora de televisión le han tomado el pelo de la manera más descarada. Según parece conoció a un "pollo", que la encandiló nada más conocerse, y a los pocos días le estafó 140.000 euros, contándole la batalla de que era una inversión estupenda y que consistía en invertirlos en unos fondos de inversión en Polonia, su país de nacimiento. Afirmaba que allí poseía una gran fortuna, ya que procedía de una familia con un gran nivel adquisitivo y, como la imaginación no tiene límites, añadió que era príncipe.

La pobre princesa al principio se tragó el anzuelo, pero como veía que el tiempo pasaba y que los dividendos de esos fondos no llegaban nunca, harta de esperar, lo denunció dándose cuenta de que el apuesto aristócrata en verdad era un chorizo en toda regla.

El abogado de Paloma ha solicitado seis años de prisión y, por supuesto, la devolución del dinero estafado. Por su parte el supuesto aristócrata ha declarado con todo el descaro que tenía pensado devolvérselo pero que no lo hizo porque le sentó muy mal que Paloma lo contara a los medios de comunicación. Hace falta tener poca vergüenza.

Al menos la gallega se dio cuenta y reaccionó al poco tiempo de comenzar su relación. No como la pobre Sofía Mazagatos con aquel iraní que se llamaba Masoud Badiyi, que también le contó primero que era un rico heredero, porque su padre había sido presidente de un banco en Irán, en la época del Sha, y después le dijo que también su padre era un productor de cine muy famoso y la pobre Mazagatos ya veía su nombre con luces de neón en Hollywood.

Todo resultó ser una mentira y, cuando se descubrió la verdad, el supuesto riquísimo desapareció y la pobre Miss España se quedó, como se suele decir, compuesta y sin novio.

Sí es que hay hombres de los que no te puedes fiar... Ya lo decía mi abuela... 

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