TVE se ha cargado a José Manuel Parada, que es lo mismo que ir borrando de la escena "Cine de barrio". Desde hace algún tiempo el ente público le estaba apretando las tuercas al constructor de un fenómeno que le ha sido tan rentable a TVE como al que lo puso en marcha hace ya ocho años. Cuando nadie daba un duro por un cine que tenía más de historia sentimental que cinematográfica, él apostó, en contra del mundo de la crítica, por llevar al plató a algunas viejas glorias con una puesta en escena que casi era una parodia de sí mismas y programar vetustos monumentos del cine español.
José Manuel Parada ha tenido la habilidad de hacer que se encariñaran con él un grupo de antiguas estrellas aparcadas y otras en activo que eran tratadas con cariño. Acompañado durante años por el pianista de la melena, creó unos personajes que funcionaban en la tarde de unos sábados con olor a teleclub. Muchos, y de todas las edades, son los que han recordado a lo largo de estos años verdaderas perlas, en todos los sentidos, de la producción cinematográfica española, y algunos de los más desinhibidos aficionados al cine y a los "friquis" de cualquier época han seguido con asombro películas que, incansable, preparaba Parada los fines de semana.
Auxiliado por su productora, siempre ha estado dispuesto a ofrecer un especial en cuanto la ocasión lo requería, que normalmente solía coincidir con un homenaje póstumo a algún fallecido reciente. También le rellenaba muchos huecos a TVE en época de vacaciones y fiestas de guardar, con lo que el servicio a la "casa" estaba garantizado.
Ahora se lo han quitado del medio, como quien dice, al cumplir dos legislaturas, y sustituirlo por Carmen Sevilla, que ya se sabe lo que se equivoca, o José María Iñigo. TVE tiene todo el derecho a recuperar el programa, aunque Parada esté dispuesto de nuevo a negociar a la baja, pero lo que no podrá hacer es que "Cine de barrio" vuelva a ser, para bien o para mal, lo que ha sido.