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Francisco Pérez Abellán

Despacio

El país entontece sin remedio. No sólo por la actividad incesante de sus políticos sino porque coadyuvan sus medios informativos.

El país entontece sin remedio. No sólo por la actividad incesante de sus políticos sino porque coadyuvan sus medios informativos. Hace nada se difundía la noticia de que varios ministerios hacían porra para luchar contra la violencia de género porque después de dos décadas de fracasos esta es la buena. Entre otras iniciativas se van a estudiar hasta doscientos casos de maltrato para explicarse el fenómeno. Poco más tarde se difundía la primera conclusión con el uno por ciento escrutado: "La violencia de género se dispara porque las maltratadas quieren romper con sus verdugos demasiado deprisa".

Para encontrar una verdad de perogrullo así hay que remontarse al hoy olvidado Llorente, primer delegado del gobierno socialista contra la violencia de género, que hizo dos aportaciones impagables: "No se deben publicar informaciones sobre mujeres maltratadas porque sube el maltrato" y "Lo peor de esta clase de violencia es que se pega como la gripe".

Pero lo de la prisa también es muy bueno. Lo divulgado por Interior equivale a "tranquila, muévete con parsimonia, que él no repare en que lo vas a abandonar. Camina hasta la puerta lentamente, como si fueras a otra cosa". El problema es la prisa.

En países donde hay universidades entre las cien primeras del mundo estos estudios se hacen por iniciativa de la facultades correspondientes pero aquí los hacen los propios agentes entre un testimonio y una detención. A veces ayudados por periodistas ignaros y transgénicos que lo mismo no encuentran a Marta del Castillo que le dan carrete a Pepe el Secreta.

Si observan el Gobierno verán que ha desaparecido el Ministerio de Información, aunque esto no es verdad porque lo que pasa es que Interior ha fusionado o deglutido Información. El sistema evolutivo español va a la cabeza del mundo. Ya no se usa aquello que recomendaba a los periodistas, que la policía solo es una fuente más, y nunca única, sino que ahora son los policías los que dan las informaciones. Antes se consideraba que un periodista debía ser universitario pero ahora ya no. Interior abarata los costes.

La primera y rápida conclusión del estudio de género, quizá demasiado rápida, nos prepara para la reducción de la violencia. Lento, lento, lento. Basta con que las maltratadas den tiempo a sus verdugos para que asimilen que les van a abandonar. En cuanto ellas se lo digan de a poco, ellos se lo tomarán con calma. No es un problema de violencia, según los versados hombres de Interior, sino de ritmo. Aportación de asombro para el mundo, aunque se trate de un sistema más basto que el de la corbata de Donald Trump. Eso y lo de que los policías informen directamente con lo que puede suprimirse una carrera universitaria ahora que en la Complu están de recortes. Lo que se estaba haciendo mal es que las maltratadas se precipitaban y hacía falta este estudio que va a desarrollar la cámara lenta. También que los periodistas fueran los informantes lo complicaba todo... Por favor, que vuelva Llorente.

En España

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