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Francisco Pérez Abellán

La Europa criminal

Francia se contagia de buenismo, la fiebre española, y la dimisión no se lleva.

La Europa de los mercaderes no es la Europa de la prevención ni de la seguridad. Un resto del buenismo ha logrado imponer la idea de que los atentados son solo culpa de los terroristas. Y claro que son culpables, pero hay otra culpa: la de los encargados de impedir que actúen con impunidad que no son capaces de cumplir con su labor. Si te sueltan un bombazo y eres el ministro de Interior igual tienes que dimitir como Romanones.

Manuel Valls, presidente del Gobierno francés es de origen español, pero el ministro de Interior, Bernard Cazeneuve, es todavía más español: tras el monstruoso fallo de seguridad todavía no ha dimitido. Los terroristas machistas drogados hasta las cejas disparan sus AK-47 kalashnikov y utilizan a las mujeres con violencia de género convirtiéndolas en esclavas sexuales y en bombas rodantes. Los asesinos yonkis matan como muertos vivientes aunque la prensa los vende como idealistas corajudos.

Francia se contagia de buenismo, la fiebre española, y la dimisión no se lleva: si los terroristas actúan con impunidad es porque "los atentados son inevitables" y todos tranquilos. Además podrían decir: se añadiría la cabeza del ministro como la del Bautista a la lista de muertos. Pues no, curiosamente si se cesa al incapaz se refuerza la democracia. ¡Qué avilantez!

Al mismo tiempo sigue la falta de especialidad y competencia en el periodismo hispano donde toda barbaridad tiene su asiento: un diario publica en portada la foto de un tuitero al que confunde con un yihadista y la televisión pública explica el símbolo de Star Wars como si fuera del Estado Islámico. Los malos periodistas avillanan el periodismo. Por el contrario, los asesinos cada vez más expertos pueden reunirse en Bélgica, tramar planes de liquidación de la sociedad, transportar armas y explosivos desde Siria o Irak y atravesar Europa hasta hacer estallar sus cinturones explosivos en Bataclan. Francia es un gran país, con una policía excepcionalmente buena y unos servicios secretos eficaces pero estamos ante un fallo de seguridad. Un fallo que ya se hizo carne cuando el atentado contra Charlie Hebdo. La sede de la revista estaba vigilada, pero los asesinos entraron como perico por su casa dado que los ángeles custodios habían sido ganados por la rutina.

Además, en España, dado que en los comandos destacan terroristas menores de edad si les toca actuar aquí la ley les dejará prácticamente impunes. Una tibia regañina y de cabeza a esos centros que no son reformatorios, ni cárcel, ni colegio.

Incluso puedes ser un ministro que no tienes vocación de prevenir y vigilar, sino que estás a la espera de que se mueva el gabinete berroqueño, por ejemplo, para que te toque Hacienda, Industria o Cultura, algo que vaya más con tu carácter. No siempre hay gente vocacional de la seguridad en el partido del gobierno o la coalición del gobierno o en el gobierno mismo.

Claro que puedes tener expertos en desinformación, o deudos varios, que atenúen los fallos. Incluso puede favorecerte el periodismo del todo a cien. Hay que leer el New York Times para saber que eso puede pasar. La Dama Gris es ahora la referencia desde que el Financial Times pasó a segundo plano. Pero los ministros de Interior que estén "en la Europa criminal" deberían explicar cómo es posible que individuos fichados viajen sin ser observados ni seguidos. Sabemos tan poco de los yihadistas suicidas que ni siquiera conocemos qué es lo que se meten porque el hecho es que se ponen hasta las cejas antes de irse al paraíso en fragmentos disociados. Si intentas entrar en París con un arma es muy probable que los flics franceses te echen el guante. Vivimos vigilados, visitados en nuestros ordenadores, jodidos y hackeados, pero los terroristas se sacuden la vigilancia, conspiran contra las vidas de los europeos y Europa es incapaz de adoptar una política común.

A veces es una cuestión de personas. De falta de capacidad o voluntad política. Si pones un vigilante en la puerta y entran individuos convertidos en bombas es que el vigilante ha fallado. Últimamente los políticos se van de rositas tras el bombazo. Miles de policías, millones de recursos y la investigación dependen de la gestión de quienes si fallan deben asumirlo y no mirar para otro lado.

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