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Basora colea

Una vez más, quizás el silencio sea lo más expresivo. El jolgorio de los que ganan cuando Estados Unidos pierde, y no hablamos más que del interior de América, se ha ido apagando a lo largo de la semana. Significativo.

Una semana y pocas son las incógnitas que se han resuelto respecto al asalto de Basora por las tropas gubernamentales. Una vez más, quizás el silencio sea lo más expresivo. El jolgorio de los que ganan cuando Estados Unidos pierde, y no hablamos más que del interior de América, se ha ido apagando a lo largo de la semana. Significativo.

Ni siquiera hay acuerdo sobre si la operación empezó el lunes 24 de marzo o el martes 25. Una razón sustancial de la inseguridad y escasez de la información reside precisamente en que fuerzas americanas y británicas no participaron sobre el terreno desde el primer momento. En todo caso el 27 la palabra "parálisis" ya figuraba en titulares de primera página del New York Times. La prensa antibush no perdió tiempo en declarar la ofensiva un desastre y al rabioso demagogo al Sadr como el vencedor, arrastrando por los suelos al padre del asalto y jefe de gobierno Al Maliki.

Haya pasado lo que haya pasado y esté por pasar, es extraordinario que después de años de guerra, de experiencias como la de Faluya contra la insurgencia suní y la de Nayaf contra las milicias del mismo Sadr en el 2004, y todos los esfuerzos militares en Bagdad a lo largo del 2006 y 2007, amén de lo que la más elemental culturilla histórica nos ha enseñado sobre las inmensas dificultades del combate en ciudad, haya todavía periodistas y periódicos cubriendo guerras en curso que esperen que una operación de limpieza de bandas armas en ambiente urbano se pueda decidir en dos, tres o seis días. ¿Pura ignorancia o las ganas de humillar al presidente conservador? Una combinación de ambas, lo más probable, y la necesidad de caldear el ambiente para la próxima semana, en que Petraeus, el general al mando de la coalición en Irak, y Crocker, el embajador, vuelven a informar ante el congreso americano, como el pasado septiembre, y a someterse al fuego a discreción de senadores y representantes demócratas, consumidos por el deseo de restar méritos a lo que la estrategia anunciada en enero del 2007, y conocida popularmente en Estados Unidos como surge, ha conseguido.

Las comparecencias nos aclararan bastantes cosas de lo que pasó y los resultados que están aflorando y todo parece indicar que el negativismo de los grandes medios será un tiro por la culata, porque servirá para resaltar lo que de éxito haya podido tener, está teniendo y seguirá logrando en las próximas semanas.

De momento parece saberse que la iniciativa fue un arranque bastante emocional de Maliki. Se venía preparado con calma una campaña para recuperar la segunda ciudad del país y emporio petrolero para la autoridad del gobierno. Se trataba de estar listo para una posibilidad, como es de rigor en el trabajo de los estados mayores. El presidente de consejo viajó al sur para ver el estado de sus tropas y sin, al parecer, consultar a nadie, ordenó el asalto.

Éste se encontró con resistencia, como había que suponer, y no todas las tropas tuvieron el comportamiento que se esperaba de ellas. Hubo algunas deserciones. La cifra de mil, realmente importante, procede de fuentes de fiabilidad no contrastada. Hay que tener en cuenta que buena parte del ejército y todavía más la policía, está formada por gentes de las milicias que conservan sus lealtades originales. Sin duda habría sadristas. Pero el ejército no se desmoronó ni mucho menos. Sigue en el interior de Basora y avanzando y si controla ya los puertos de la única ciudad litoral del país, como se dice, su éxito puede considerarse notable.

Muqtada al Sadr, desde la ciudad iraní de Qoms, donde estudia para promocionar su estancada carrera eclesiástica, decretó un alto el fuego, celebrado por los habituales sospechosos en la izquierda americana y europea como una gran victoria. Siguió la recomendación de aquel político americano de finales de los 60 de que respecto a Vietnam había que declarar victoria y largarse. Puso unas condiciones al Gobierno que Maliki no ha aceptado. El intento de alzar todas las provincias chiíes del Sur fue rápidamente dominado por las fuerzas gubernamentales. En las áreas de la capital que controlan sus milicias los americanos han intervenido y neutralizado el levantamiento. Un intento por parte de la oposición parlamentaria movida por los sadristas de censurar la iniciativa gubernamental ha fracasado estrepitosamente.

Y por último se ha confirmado que el verdadero origen el alto el fuego no hay que situarlo en Sadr sino en el general que manda la brigada Quds, de los Guardias Revolucionarios iraníes, precisamente la unidad que se especializa en apoyar el terrorismo fuera de las fronteras persas, lo cual plantea interesantísimas y vitales cuestiones, aunque de momento nos contentemos con preguntar a Sadr dónde está su victoria.

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