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Morotinos

Para el ministro español la tolerancia es algo que nosotros tenemos que ejercer respecto de los musulmanes e islamistas, y la reciprocidad en el trato una idea bárbara que sólo busca imponer en el pueblo musulmán nuestros valores imperialistas y obsoletos

A España le ha salido muy caro tener un presidente que sólo siente desidia frente a la política internacional y, además, contar con un ministro de Asuntos Exteriores que solo vive para su única obsesión, el pueblo palestino. ¿Cómo si no explicar las significativas ausencias de uno y otro en momentos claves para la defensa de los intereses españoles?

Aún peor, ya no se trata de que la actual diplomacia ignore y sea ignorada por los Estados Unidos, ande desentendida de las cuestiones candentes de la UE y no cuente con autoridad alguna en Iberoamérica; cara al Oriente Medio el gobierno tampoco logra nada positivo ni se hace un hueco entre los actores que discuten sobre la problemática región.

El último fiasco, prolongación del penúltimo, el fracaso del plan de paz defendido por Zapatero, ha sido la celebración del 15 aniversario de la Cumbre de Madrid. Moratinos ha sido incapaz de, en las circunstancias actuales, traer a Bush padre o Gorbachov, entre otros, debiéndose contentar con sus correligionarios de filas Javier Solana y Felipe González. Pero hay más. Aquella cumbre a la que se atribuyen los acuerdos de Oslo fue una bonita foto para el gobierno socialista de entonces, pero un auténtico despropósito para la región en conflicto. Lejos de avanzar hacia la paz, sirvió para envalentonar a los palestinos en sus demandas y para atrincherarlos en sus posiciones cerriles e intransigentes. De aquella afamada cumbre solo salieron demandas para el comportamiento de Israel y ninguna concesión por parte palestina. Su celebración, ahora, no ha dejado de ser un hecho patético, sin que España tuviera audiencia y sin las partes determinantes de cualquier acuerdo de paz en la mesa. De hecho, mientras aquí se cruzaban los piropos los miembros del PSOE, la secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice, el primer ministro israelí, Olmert, y el líder de Fatah, Abbas, se comprometían, de verdad, a mantener una conferencia tripartita para relanzar el plan de paz. Y no han necesitado a las viejas glorias del 91 para ello.

No contento con esto, Moratinos asume la presidencia de la OSCE y anuncia como su gran iniciativa un plan de choque para combatir una supuesta islamofobia que recorrería hoy Europa. Como siempre, su solución pasa por convocar una gran conferencia internacional en suelo patrio. ¿Conseguirá hacerlo en la Mezquita de Córdoba tan querida de nuestros islamistas? Es una pena que el anuncio de nuestro ministro de exteriores coincida con la publicación del informe sobre la tolerancia religiosa del think-tank privado Release Internacional y en el que se concluye que unos 250 millones de cristianos serán perseguidos en tierra del Islam en este año.

Para el ministro español la tolerancia es algo que nosotros tenemos que ejercer respecto de los musulmanes e islamistas y la reciprocidad en el trato una idea bárbara que sólo busca imponer en el pueblo musulmán nuestros valores imperialistas y obsoletos. Moratinos debiera cambiarse el apellido y pasar a llamarse Morotinos. Cuanto antes.

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