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GEES

Piratas persistentes

La amenaza que la piratería representa nos afecta a todos, y las medidas para combatirla tendrán que ser más importantes de lo que lo son las desplegadas hasta la fecha.

Ataques cada vez más frecuentes contra nuestros pesqueros en aguas del Océano Índico exigen de un análisis sobre lo que esta amenaza sigue representando para los intereses de España en el exterior. La meteorología favorable es propicia para los ataques, pero también lo es la persistente incapacidad de las autoridades somalíes para proteger sus aguas: el 31 de octubre el Parlamento somalí aprobaba el nombramiento de Mohamed Abdullahi Mohamed como nuevo primer ministro, pero tal paso no se refleja en un fortalecimiento visible de la autoridad del Estado. Y los medios navales internacionales desplegados hacen una labor encomiable pero a todas luces insuficiente ante la envergadura de la amenaza.

Las últimas semanas han sido, efectivamente, prolíficas en ataques de piratas en el escenario de las aguas que bañan Somalia, con una capacidad de estos delincuentes para actuar cada vez más mar adentro que dice mucho tanto sobre sus capacidades como sobre su osadía. En lo que a los buques de pabellón español respecta, el inventario no puede ser más inquietante viendo la panorámica desde lo más reciente a lo más antiguo dentro del período temporal tratado. El 9 de noviembre era atacado el atunero bermeano "Erroxape" a tan sólo 45 millas de Mogadiscio, y los vigilantes privados en él embarcados repelían la agresión; en la noche del 8 de noviembre los piratas disparaban contra un buque de la Armada Española, el "Infanta Cristina", que repelía la agresión con ráfagas de ametralladora pero sin perseguir a sus atacantes pues estos operaban desde un buque panameño, el "Izumi", secuestrado el 10 de octubre y con 20 rehenes a bordo; el 31 de octubre el atunero "Elai Alai" evitaba el asalto de dos lanchas piratas gracias al fuego de sus vigilantes privados, siendo atacado a 200 millas al oeste de Mahé, la mayor isla del archipiélago de las Seychelles; y el 17 de octubre el también atunero "Ortube Berria" era atacado por piratas que dispararon primero, antes de que la reacción de los vigilantes privados los ahuyentara.

Vemos, pues, que los ataques son frecuentes y que los piratas no dudan en usar sus armas, si bien hasta el momento están siendo disuadidos por los vigilantes privados contratados por los armadores y dotados de armamento por el Ministerio de Defensa. Por otro lado, la zona donde se producía el último ataque hasta la fecha –el del 9 de noviembre contra el "Erroxape"– era escenario el mismo día de dos ataques contra dos mercantes y está muy próxima a Mogadiscio, cuestión inquietante en términos de perspectivas de normalización del país. Además, algunos piratas utilizan ya los barcos capturados y con rehenes en su interior para atacar a otros barcos (el "Izumi", con pabellón de Panamá, es un buen ejemplo), realidad ésta que muestra con aún mayor dramatismo la amenaza que la piratería representa. Por último, conviene destacar también que esta amenaza, la piratería, nos debe de preocupar cada vez más a la luz de lo que nos ocurre tanto a nosotros como a nuestros aliados. En otro escenario donde la piratería es cada vez más visible, las aguas de Nigeria, el número de rehenes crece en los últimos tiempos: a los tres franceses secuestrados desde el 22 de septiembre por piratas –todo parece confirmar que se trata de eso y no de activistas del Movimiento para la Emancipación del Delta del Níger (MEDN)– hay que añadir otros dos franceses, dos estadounidenses y un canadiense capturados en una plataforma petrolífera el 8 de noviembre. A la vista está que la amenaza que la piratería representa nos afecta a todos, y que las medidas para combatirla tendrán que ser más importantes de lo que lo son las desplegadas hasta la fecha. La piratería, en Somalia, persiste.

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