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Ignacio Villa

Aznar ya no está solo

La intervención de Aznar en el Pleno extraordinario del Congreso de los Diputados sobre la crisis de Irak ha despejado todas las dudas. El presidente del Gobierno, si le dejan, puede. Un Aznar brillante, contundente y convincente en sus argumentos ha desarbolado a un Rodríguez Zapatero que, más allá de la pancarta y de la pegatina, no ofrece un discurso coherente. El Aznar que hemos visto y hemos oído es un Aznar recuperado, con sus mejores modos y sus más vistosas virtudes. Nadie entiende qué razones han podido esgrimir en el Gobierno para evitar durante tantas semanas un debate que favorece, a todas luces, al presidente. ¿Donde está el sabio estratega que ha escondido a Aznar durante semanas para no exponerlo al deterioro? ¿Después de siete años en el poder no se dan cuenta los "grandes cerebros" del centro-reformismo que el mejor patrimonio que pueden ofrecer a los ciudadanos es la imagen de un Aznar en forma, convencido de lo que dice y seguro de sus fuerzas?

Tres puntos ha tenido la intervención del Jefe del Ejecutivo. Tres puntos articulados y complementarios que han roto cualquier iniciativa de la oposición. Primero, el cambio de formato del debate; luego la oferta de consenso sobre el texto del Consejo Europeo y por último el mensaje de que el Gobierno no está solo, recordando que la legitimidad democrática la dan las urnas y no las manifestaciones. Zapatero, que ha estado en el Congreso con el "chip" de los manifiestos más que de la estrategia política seria y con contenidos, ha salido trasquilado. Los socialistas tenían preparada la típica intervención efectista y se ha encontrado con un peso pesado, con una artillería parlamentaria a la que no han sabido responder. El PSOE, como un azucarillo, se ha ido deshaciendo a lo largo de la tarde disuelto en el agua de sus propios errores.

Este último debate parlamentario proporciona al presidente Aznar una buena dosis de tranquilidad para los próximos días. Aznar sale del Congreso acompañado por unos y por otros. Aznar ya no está solo. Ha conseguido borrar de su álbum fotográfico las imágenes de soledad internacional, política y social. Aznar ha ganado, y lo ha hecho desde una estrategia adecuada, pero sobre todo poniendo toda la carne en el asador. Visto lo visto, sólo cabe una petición:¡Que no escondan más a Aznar¡ Por el bien del PP.

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