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Ignacio Villa

Cuatro años para el escalofrío

Son estos simplemente unos ejemplos de lo mucho que ha dado de sí esta legislatura. Cuatro años demoledores para la democracia, destructivos para la convivencia y tremendos para los españoles.

Este lunes 14 de enero el presidente del Gobierno, como estaba previsto, ha disuelto las Cortes Generales y ha convocado las elecciones generales para el 9 de marzo. Se cierra así, sin duda, la legislatura más dura y más turbulenta de la democracia española. Ahora cuatro años después, cuando realizamos un repaso de todo lo ocurrido sólo surge un largo e intenso escalofrio. Para ejemplos los que siguen.

La negativa a investigar la verdad sobre el 11 de  marzo, la retirada precipitada de las tropas españolas de Irak, el esperpento de la Alianza de Civilizaciones, la incapacidad de pisar la Casa Blanca, la pañoleta palestina, el reconocimiento de Gibraltar como un protagonista independiente en el histórico contencioso, el trato preferente con Bolivia y Venezuela, la participación en la Conferencia de No Alineados en Cuba, el servilismo hacia el Gobierno de Marruecos, el ridículo en la nueva Constitución europea, la nulidad de acción en la Europa comunitaria, la marginalidad de España en los foros internacionales.

El proceso de rendición ante los terroristas etarras, confundir atentado terrorista con accidente, seguir negociando con ETA después del bombazo de Barajas, dejar pasear al sanguinario De Juana Chaos por las calles de San Sebastián, tratar con guante de seda al batasuno Arnaldo Otegui, la persecución permanente y sistemática de las víctimas del terrorismo, la aceptación de que los vascos escogeran su futuro político, la apertura de par en par de las Instituciones democráticas a ETA-Batasuna, la justificación política del citado proceso de rendición ante los terroristas etarras.

La reforma del Estatuto de Cataluña que se traduce en una Constitución paralela, la puesta en marcha de un cambio en el modelo de Estado, la puesta en duda de la vigencia de los valores de la Transición, la recuperación de los principios de la II República, la Memoria Histórica como forma de dividir a la sociedad española, la inmigración utilizada como demagogia política al extremo, la OPA sobre Endesa ejemplo del amiguismo y de los intereses del Gobierno, el aislamiento político diseñado contra la Comunidad de Madrid, el "caso Bono" como la primera vez que se realizan detenciones ilegales en democracia.

La persecución de los medios de comunicaciópn críticos con el poder con el ejemplo más claro de la COPE, la desastrosa gestión en la crisis del Carmelo, las nefastas inaguraciones de los nuevos trayectos del AVE, la desaparición de Zapatero en el incendio de Guadalajara, los papeles del Archivo de Salamanca,  el uso de lo público como privado.

La obsesión por el cambio en el modelo de sociedad. La ley de matrimonios homosexuales, el divorcio express, la posible refirma de la ley del aborto, las criticas a la Iglesia, la ofensiva contra todo lo que sea diferente a lo que piensa el Gobierno, la educación para la ciudadanía, el arrinconamiento de la asignatura de religión, la supresión de la ley de calidad de la enseñanza, la imposición del pensamiento único.

En fin, son estos simplemente unos ejemplos de lo mucho que ha dado de sí esta legislatura. Cuatro años demoledores para la democracia, destructivos para la convivencia y tremendos para los españoles. La lista es simplemente un repaso rapido de cuestiones clave, pero lo cierto es que han sido cuatro años tan intensos, tan duros, tan esquizofrénicos, que ciertamente lo que ahora repasamos es sólo una parte de lo ocurrido. Cuatro años que están teniendo ya unos efectos letales para España. Esto es lo que hay y desde luego sí gana Zapatero lo que nos espera es más de lo mismo. Más y más y más. Sin matices y sin vuelta atrás.

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