Menú
Ignacio Villa

El sopor de la mayoría absoluta

Último Pleno del año y del milenio. Último Pleno marcado por la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado. Unos presupuestos que serán conocidos como los del “déficit cero”. Una de las promesas de la última campaña electoral y que el presidente del Gobierno, en efecto, ha cumplido. Promesas cumplidas y también incumplidas. Y una de estas últimas no puede pasar desapercibida.

El Congreso y el Senado duermen placidamente desde hace semanas. La mayoría absoluta está atrofiando poco a poco al Parlamento. Y es justo recordar a José María Aznar que una de sus promesas fue hacer del Parlamento el centro de la vida política española.

Es cierto que en la anterior legislatura, en el Congreso y el Senado, gracias a la mayoría exigua del PP, el Gobierno no tenía más remedio que hacer triquiñuelas parlamentarias para sacar adelante las distintas iniciativas. Y por lo tanto había movimiento en la vida política. Ahora, las cosas son bien distintas. La tranquilidad inicial de no necesitar de nadie se está transformando en una prepotencia, en una maquinaria de votar, sin tener en cuenta a los demás. Una prepotencia llena, eso sí, de comodidad.

Es cierto que Aznar ha dado desde el 96 un impulso a las sesiones de control al Gobierno, pero también es cierto que no debería dejar que la sede parlamentaria se vaya abotargando en la rutina de la mayoría absoluta.

Ahora se inician unas largas vacaciones parlamentarias. Esperemos que a la vuelta, allá por febrero de 2001, podamos volver a disfrutar de buenas tardes políticas en el Congreso. Una vieja costumbre que está cayendo en el olvido.

En España

    0
    comentarios