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Ignacio Villa

La legalidad del Gobierno vasco

El Gobierno vasco, en boca de su Consejero de Interior, ha expresado su intención de cumplir la legalidad. Esa es la respuesta oficial a la petición realizada por el juez Garzón para que sea prohibida la manifestación de este sábado en Bilbao en apoyo de Batasuna. Esa declaración que podría ser así de escueta, tiene un matiz añadido que inmediatamente provoca la incredulidad y la desconfianza. El Gobierno vasco, añaden, cumplirá la legalidad “como siempre lo ha hecho”. Ahí es donde rechinan las estructuras de la maquinaria.

¿Acaso el Gobierno vasco ha cumplido siempre la legalidad? Sin duda, habrá quienes, en sentido estricto, dirán que el Ejecutivo de Vitoria nunca ha actuado fuera de la legalidad. Una afirmación ciertamente equívoca, puesto que a nadie se le oculta que el Gobierno de Ibarretxe ha mantenido en muchas ocasiones una actitud ambigua, mirando frecuentemente hacia otro lado cuando su intervención era reclamada por los propios ciudadanos vascos. La falta de energia a la hora de combatir contra el terrorismo, las decenas de pactos con Batasuna en muchos ayuntamientos vascos, la complicidad sistemática con los batasunos en el Parlamento vasco, la reacción beligerante ante el proceso de ilegalización de Batasuna son algunos ejemplos que confirman de forma evidente que el Gobierno vasco tiene su propia legalidad, acoplada a sus intereses políticos y que es utilizada según las necesidades de cada momento.

De todas formas, detrás de tanta “bravuconada” nacionalista, lo que se percibe es una actitud cambiante y desconcertada. El Partido Nacionalista Vasco no esperaba la efectividad, la contundencia y la claridad con que se está llevando desde los distintos cauces el proceso de ilegalización de Batasuna. El nacionalismo vasco se ha quedado sin discurso político ante las iniciativas del Gobierno central y del juez Garzón. Una nueva situación, que está provocando continuos vaivenes estratégicos en el mundo del nacionalismo. El Gobierno vasco se siente desbordado por la realidad, se siente superado por la verdadera legalidad y reacciona con respuestas nerviosas e inconexas.

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