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Julio Cirino

Aerolíneas y Aeronarco

Sabido es que en las próximas semanas estará sobre la mesa de los gobiernos de España y Argentina la patata caliente de Aerolíneas, la desafortunada línea de bandera de la República Argentina. Este tema es tan poco grato que ambos gobiernos prefieren mantenerse tan alejados como sea posible. Pero en esta tesitura todos los actores parecen coincidir en que la mejor solución es que aparezca un comprador para la maltrecha empresa, con lo que la SEPI y ambos gobiernos puedan quitarse el sayo de encima y luego se verá.

Así, de la bruma salió un extraño oferente interesado en la compra, la empresa Aerocontinente, creada en Perú allá por 1992, propiedad del señor Fernando Zevallos y sus hermanos, Lupe, Maribel y Ricardo. Fernando Zevallos, actualmente prófugo de la justicia peruana, pero extrañamente residente en Miami, inició una breve carrera como oficial de la fuerza aérea de Perú; ya en los años 80 aparece como propietario de una empresa de aerotaxis que operaba en la zona cocalera de la amazonía peruana: Tausa. En 1982 es detenido por tráfico de cocaína y se le incautan seis aviones de pequeño porte; sin embargo, llegado a juicio, los testigos modifican sus declaraciones, el propietario de la principal competidora de Tausa muere asesinado y Cevallos no podrá ser condenado.

Sus “actividades” aerocomerciales le llevan a vincularse con Jorge López Paredes, también peruano y uno de los jefes del llamado “cartel los norteños”, a la sazón el más importante de Perú, con operaciones en Europa, Colombia y los Estados Unidos. López Paredes será procesado en Perú en 1995 por cargos de narcotraficante, y en su declaración reconoce haber pagado a Cevallos mas de un millón y medio de dólares por servicios de transporte de 300 toneladas de cocaína utilizando Aerocontinente.

Aerocontinente aparece en Chile en el año 2000 con una inversión inicial de 10 millones de dólares y 8 aviones Boeing 737 abriendo también talleres de mantenimiento en el aeropuerto de Santiago e iniciando una activa competencia en los vuelos de cabotaje. A la cabeza de la empresa figura Lupe Zevallos, hermana de Fernando y su esposo a más de otros ciudadanos chilenos.

Aerocontinente se encontraba bajo investigación en Perú donde había logrado una situación de privilegio por la desaparición de la competencia local (Aeroperú y Faucett); sus tarifas, las mas bajas del mercado regional fueron inicialmente presentadas como un esfuerzo promocional, pero al mantenerse en el tiempo (unido a extraños accidentes sufridos por la competencia) no sólo se provocó una guerra de precios, sino que la Fiscalía comenzó a investigar de que manera podía la empresa mantener estos niveles de precios sin afectar la rentabilidad. Recientemente se abrió otro proceso contra Zevallos en Lima, esta vez por sus vinculaciones (siempre ligadas al narcotráfico) con el ex asesor de inteligencia de Alberto Fujimori, Vladimiro Montesinos y con el ex comandante en Jefe del Ejército Nicolás de Bari Hermosa –actualmente detenido.

En Santiago de Chile el escándalo estalló ayer 18 de Julio cuando por orden del juez titular del quinto juzgado del crimen de Santiago se arrestó a los directivos de Aerocontinente, al tiempo que se secuestraban cinco aviones Boeing 737–200 y un 767, con lo que se requisan aproximadamente 37 millones de dólares. Simultáneamente el juez disponía el congelamiento de las cuentas bancarias y la clausura de 15 locales que la empresa tiene distribuidos en distintas ciudades de Chile. El magistrado actuante aplicó la ley 19.366 en el contexto de una investigación reservada que ya tenía dos años de trabajo y que desarrollaban en forma conjunta el Consejo de Defensa del Estado y la Brigada Antinarcóticos de la Policia de Investigaciones.

En las últimas semanas representantes de Aerocontinente estaban participando en conversaciones con Buenos Aires y Madrid en calidad de potenciales oferentes por Aerolíneas Argentinas, por la que estaban dispuestos a ofrecer unos 100 millones de dólares. Sin perjuicio de la situación de la aerolínea de bandera Argentina, y que su venta pueda lucir como una opción, no parecería que convertirla en “aeronarco” sea una idea muy brillante. ¿O sí?

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