Menú
EDITORIAL

Chávez se hace una constitución totalitaria

El nuevo texto restringe aún más la propiedad privada, otorga mayor control a Chávez sobre las fuerzas armadas y hasta elimina algunos derechos civiles. En definitiva, es un paso más para convertir Venezuela en una Cuba, eso sí, con petróleo.

Es frecuente que en los países con democracias inestables, los gobernantes populistas se hagan una constitución a la medida en cuanto llegan al poder. El número medio de constituciones en los países latinoamericanos es de veinte. Una carta magna tiene como objetivo fundamental limitar los poderes del Estado y organizar las instituciones fundamentales de éste, como el parlamento, el Gobierno central, las administraciones locales y regionales, el poder judicial, etcétera. Es el campo de juego en el que los políticos se disputan el poder. Pero no puede existir una democracia liberal si cada mandatario se arroga el derecho de cambiar las reglas cuando llega al poder.

El abogado y escritor peruano Enrique Ghersi asegura que las constituciones latinoamericanas "no son un límite al poder, sino su reflejo". Cada gobernante invoca una asamblea constituyente y crea un texto que define su programa político. Lo hemos visto recientemente con algunos presidentes populistas de izquierdas, como Evo Morales en Bolivia o Rafael Correa en Ecuador, y antes lo hizo Hugo Chávez. Ahora que el gorila rojo ha logrado asentar su poder y avanzar en la conversión de Venezuela en una tiranía comunista, ha enviado a la Asamblea Nacional, formada sólo por diputados de su partido, un nuevo proyecto constitucional.

Podría parecer que, queriendo ser más que los demás, no se conforma con hacerse una constitución a la medida sino que quiere dos. Pero en realidad el nuevo texto refleja el avance de su proyecto. La anterior constitución "bolivariana" aún mantenía algunos límites al poder omnímodo del presidente. Buena parte de ellos desaparecieron con la aprobación de la llamada, sin pudor alguno, "Ley que autoriza al presidente de la República a dictar decretos con rango, valor y fuerza de ley", que permitía a Chávez prescindir de una asamblea que, pese a todo, controla con mano férrea. Ahora se eliminarán muchos más, especialmente el que se refiere a la limitación de su estancia en el poder, que según la constitución actualmente en vigor le obligaría a abandonar la Presidencia en 2012.

Además, la nueva constitución incluye medidas para evitar que pueda surgir ningún otro líder que le haga sombra. Gobernadores y alcaldes se podrán presentar a una sola reelección, no sea que se conviertan en caudillos, según ha dicho el propio Chávez sin ruborizarse, además de que se reorganizará el Estado para quitarles poderes y traspasarlos al Gobierno central, es decir, a él. Se dará rango constitucional a los consejos comunales chavistas, que informarán sólo a Caracas y reducirán aún más el poder de los alcaldes. Y, por supuesto, con el cada vez menor papel de la economía privada, los candidatos de la oposición tendrán menos donaciones (anónimas, claro) para intentar ganar las elecciones.

Por otro lado, el nuevo texto restringe aún más la propiedad privada, otorga mayor control a Chávez sobre las fuerzas armadas y hasta elimina algunos derechos civiles. En definitiva, es un paso más para convertir Venezuela en una Cuba, eso sí, con petróleo. Y es que parece que sólo una disminución en el precio del oro negro podría apartarle del poder. Cuando ganó las elecciones de 1999, el barril de petróleo no alcanzaba los 15 dólares, pero desde entonces su precio se ha quintuplicado. Eso le ha permitido disponer de dinero suficiente para comprar votos y voluntades fuera del país. Pero si lo pierde, las mismas masas que ahora alimenta lo devorarán. Con constitución o sin ella.

En Internacional

    0
    comentarios