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EDITORIAL

Sectarismo presupuestario

Si cabe destacar la falta de realismo de las bases macroeconómicas de estos presupuestos, más grave aún es el brutal agravio comparativo que establece a la hora de repartir las inversiones entre comunidades autónomas.

Por mucho que en los últimos meses Pedro Solbes haya intentado trasmitir ciertas dosis de realismo y sensatez a sus compañeros de gabinete, empezando por el presidente, la presentación de los Presupuestos Generales del Estado para 2008 han confirmado una vez más la subordinación del vicepresidente económico a los intereses electoralistas de Rodríguez Zapatero.

Para empezar, cabe destacar la falta de realismo de las bases macroeconómicas sobre las que se asienta todo el edificio presupuestario, que no son otras que las trasnochadas previsiones de primavera de la Comisión Europea, ajenas entonces a la tormenta financiera desatada en Estados Unidos. Solbes, sin embargo, se empeña en mantener contracorriente la previsión de crecimiento en el 3,3% para el año que viene, aun cuando analistas del BBVA lo sitúan en un 2,8%, los de Intermoney en un 2,3% y los de Caja Madrid en el 2,7%.

Lo más grave, con todo, es el brutal agravio comparativo a la hora del reparto de la inversión entre comunidades autónomas, completamente dictado por los cálculos e intereses electorales del PSOE y por su subordinación a los nacionalistas. Así, mientras el Gobierno congela la inversión en Madrid y maltrata a las comunidades con menos votantes y escaños a repartir, privilegia a los dos principales feudos del PSOE como son Cataluña y Andalucía. Que el "incremento" de la inversión en la Comunidad de Madrid –que es la que más aporta al conjunto– sea del 0,07%, mientras que el de Cataluña y Andalucía sean del 36 y el 21%, respectivamente, muestra el grado de sectarismo y utilización partidista al que ha llegado este Gobierno a la hora de emplear el dinero de todos los españoles.

Si Rajoy ha señalado este miércoles, con razón, que estos presupuestos "liquidan el principio de igualdad de todos los españoles", Solbes ya se había escudado el día de su presentación en que "había que cumplir con los nuevos estatutos". ¡Qué mejor confesión de parte a la hora de denunciar de qué polvos estatutarios vienen estos lodos presupuestarios!

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