Menú
Amando de Miguel

La política es no entenderse

Hace años comenté en La Linterna que la Ley de Violencia de Género iba a suponer un aumento de la esa violencia contra las mujeres. Así ha sido. Por anticipar lo que podía suceder, las feministas me pusieron de vuelta y media. Eppur si muove.

Agustín Fuentes me comunica que ha mantenido una discusión con una persona que me criticaba por haber dicho yo que estábamos a punto de repetir la desgracia de una guerra civil. Quizá sea una anticipación exagerada, pero la digo con el propósito pedagógico de que, al repetirla, no se cumpla. Hay ciertas señales que nos acercan al clima de extrema radicalización de la izquierda que se dio en los años treinta. En cambio, por mucho que se diga, no veo yo tan radicalizada la derecha, que incluso la pobre se dice de centro.

Los signos objetivos que podrían preparar una guerra civil son los que sustituyen la fuerza por la violencia en la vida colectiva. La fuerza es legítima. Por eso decimos "Fuerzas Armadas" o "la fuerza de la razón". En inglés se dice law enforcement a la labor de la policía y, en general, al imperio de la ley, al poder coercitivo del Estado. La violencia es el uso descontrolado o ilegítimo de la fuerza. Pues bien, en la España actual hay cada vez menos fuerza, menos imperio de la ley, y más violencia. El caso extremo es el del Gobierno que negocia políticamente, de igual a igual, con una banda terrorista. Es más, si alguien sostiene en público que esa acción del Gobierno es ilegítima, es una iniquidad, se expone a que la Justicia lo procese. Al mismo tiempo muchas acciones terroristas quedan impunes, por ejemplo, las que solo son "lucha callejera", es decir, estragos. En este momento, la práctica secesión que han conseguido los gobiernos de Cataluña o del País Vasco son la apoteosis de la violencia, el preludio de una guerra civil. Si no estalla esa confrontación es porque no hay muchas armas en manos privadas y porque el grueso de los españoles no están por la labor.

Javier Hernández (Sevilla) me envía algunas precisiones gramaticales muy necesarias y una observación muy juiciosa.

La "ere" y la "erre" más que "sonidos" distintos son diferentes "fonemas". Creo que resulta más técnico referirse a ellas de esta forma. El nombre del bar "Ya hera ora" rinde homenaje, muy probablemente, al disco de idéntico título del cantante punk Manolo Kabezabolo. Nótese que si el único afán hubiera sido violar la ortografía habrían escrito "Lla hera ora". El uso deliberadamente incorrecto de la ortografía constituye una (insufrible) seña de identidad del mundo punk. Un ejemplo de polémica actualidad es el grupo Soziedad Alkohólica.

Permítame confesarle que le sigo desde hace muchos años, cuando participaba usted en La Linterna de Luis Herrero. Ya entonces le oí proponer que para que un partido político pudiera acceder a las Cortes Generales debería contar con representación en varias comunidades autónomas, puesto que es el Parlamento de todos los españoles y ya existen otros órganos del poder legislativo en cada una de las autonomías o regiones. La existencia de diputados (no tengo tan claro el caso de los senadores, por ser la Cámara Alta un órgano con más tintes territoriales) pertenecientes a partidos políticos que sólo obtienen representación en una comunidad autónoma no sólo es un absurdo, al tratarse de un parlamento nacional, sino que se presta, como está más que comprobado, al chantaje nacionalista que unas partes perpetran frente al todo, en detrimento, claro está, de esas otras partes del todo que no tienen representantes nacionalistas.

Cuánta razón tenía usted entonces y cuántos males nos hubiéramos ahorrado si los dos partidos políticos nacionales, hoy irreconciliables, hubiesen unido en aquel momento sus fuerzas para modificar la legislación electoral y, caso de ser necesario, la misma Constitución para evitar la balcanización y la desigualdad de todos los españoles que hoy tristemente padecemos.

Desgraciadamente, llega tarde la propuesta que yo hice en su día sobre la reforma parlamentaria. La realidad es hoy un solo partido nacional –el PP– y, contra ese partido, la alianza incivilizada de todos los demás. La cosa se parece mucho a la polarización de 1936. La diferencia está en que no existe hoy una clase jornalera desesperada. Pero las clases medias también pueden auspiciar locuras colectivas.

Lorenzo Vázquez cree recordar que, hace años, comenté en La Linterna que la Ley de Violencia de Género iba a suponer un aumento de la esa violencia contra las mujeres. En efecto, así lo dije y así ha sido. Por anticipar lo que podía suceder, las feministas me pusieron de vuelta y media. Eppur si muove.

José Antonio Martínez Pons adjunta algunos matices sobre el documentado informe del amigo Silva. Por ejemplo, "la I República pensó en impone la bandera tricolor (la francesa), pero dejó la roja y amarilla, aunque cambiando al cruz regia por la mural". Respecto a la Cruz de Borgoña, señala don José Antonio que hay muchas variantes. Hoy está "la cruz de San Andrés que desde 1936 campea en la cola de nuestros aviones militares y que nació simplemente de tachar los distintivos republicanos". Don José Antonio opina que le gusta lo de "gualda"; tal vez por el pasodoble de Las Corsarias del maestro Alonso, prohibido por la culta II República:

Banderita tú eres roja,
banderita tú eres gualda,
llevas sangre y llevas oro
en el fondo de tu alma.

Añade: "El gualdo (de golden) no es el amarillo limón, es amarillo oro, aunque se descolore con el tiempo, como el capote es de grana y oro, no de tomate y queso gallego". Sobre el intento de borrar la memoria histórica (de la época franquista), don José Antonio recuerda lo de los talibán destruyendo a cañonazos los Budas de su tierra. Imagino, por mi parte, que, puestos a zapatear, acabarán poniendo una gigantesca media Luna (realmente es un cuarto de Luna) en lo alto de la cruz del Valle de los Caídos. Se podría pensar que es un recuerdo de los moros que lucharon en el bando nacional.

Miguel Torre insiste en que el amarillo de la bandera tendría que ser "color gualdo", si bien como arcaísmo se podría decir "la color gualda". Precisa: "Gualda es el nombre vulgar o común de una planta de la familia de las resedáceas... que se empleó como tinte amarillo". Añado que Covarrubias y Nebrija parecen confundir la gualda con otra hierba parecida que servía para teñir de azul.

Pablo (asturiano) señala la paradoja de que, con todo eso de la memoria histórica que hay que borrar, nadie pide la eliminación de la paga extra del mes de julio. En efecto, esa institución de las dos pagas extras (julio y Navidad) fue un taimado invento del franquismo para conseguir un ahorro forzoso. Se podrían añadir otras muchas innovaciones del franquismo: los pantanos (embalses), el trasvase Tajo-Segura, las autopistas, los paradores de turismo (aunque se debieron más bien a Miguel Primo de Rivera), la Seguridad Social, la ONCE, la Sección Femenina (hoy Instituto de la Mujer), las viviendas de protección oficial (con el precedente de las "casas baratas" de la República). Puestos a ser coherentes, habría que borrar todo eso de la memoria histórica, si es que se puede llevar a cabo un disparate de tal magnitud.

Otro asturiano, el cumplido José María Navia-Osorio en este caso respira por la herida. Su testimonio es de guardarlo:

Desde ayer estoy que me llevan los demonios. El alcalde de Oviedo, al que yo he votado, ha creado una comisión para la memoria histórica. Se pretende que la mentada comisión estudie los signos franquistas de la ciudad y recomiende la retirada de los que consideren que son inadecuados. Lo único inadecuado es la cobardía del alcalde. El alcalde, Gabino de Lorenzo, el que siempre gana por mayoría absoluta holgada, se avergüenza de sus orígenes y de sus votantes. Pues de mí ya no se avergüenza más porque no voy a volver a votarle. Y si el resto de mis compañeros de partido va por ese camino tendré que dejar de acompañarles. Este cobarde se cree que yo, que he sido represaliado por defender al PP tengo remilgos con mis orígenes.

Puesto a ejercitar la memoria histórica, don José María recuerda "la quema de la Universidad [de Oviedo por los socialistas en 1934], incluyendo la biblioteca, donada por Álvaro Navia-Osorio en 1732. La izquierda siempre defendiendo la cultura". Ojo al parche, Zapatero. Has destapado la caja de los truenos con esto de querer emular a los funcionarios de Orwell en 1984.

En Sociedad

    0
    comentarios