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José Carlos Rodríguez

¿Quieres libertad? ¡Pues a pagar!

Este catedrático de Filosofía del Derecho se ha ganado el puesto con una idea absolutamente revolucionaria: existían las cargas fiscales sobre la nada. En el origen fue el Estado y creó las libertades y los derechos, cabe pensar que en siete días.

La paz es la guerra. La verdad es la mentira. Y los impuestos son la libertad. Este último es el lema de un personaje que podría haber descrito Orwell en su 1984 como un ministro de Prosperidad. Su nombre es Francisco J. Laporta, y para demostrar que la realidad imita al arte, ha escrito en el diario El País un artículo, El precio de nuestros derechos, en el que dice que "la libertad depende de los impuestos". Los impuestos son la base de la libertad y, ya puestos, la base de nuestros derechos. Y para rematar la faena nos dice que "no hay propiedad privada sin impuestos, ni contratos sin impuestos, ni préstamos sin impuestos".

Laporta, que acusa a los liberales de utilizar una "estúpida lógica", no se ha parado a pensar que si no existe la propiedad privada sin impuestos, ¿sobre qué iban a recaer los impuestos? ¿Había impuestos antes de la propiedad privada? Este catedrático de Filosofía del Derecho se ha ganado el puesto con una idea absolutamente revolucionaria: existían las cargas fiscales sobre la nada. En el origen fue el Estado y creó las libertades y los derechos, cabe pensar que en siete días. Y los demás utilizamos una "estúpida lógica".

Pero es que defender que la libertad, que es ausencia de coacción, depende de los impuestos, que son la esencia de la coacción, exige sin duda un gran esfuerzo. ¿De veras no tenemos derecho a la vida, a la libertad de expresión, a la creación de riqueza, al intercambio, si antes no ha venido el Estado a sacarnos los cuartos? Los impuestos ¿son anteriores a los derechos de la persona? No lo son y no hay Laporta que pueda negarlo.

Pero luego están los "derechos positivos", es decir, los "derechos" a recibir una serie de servicios (educación, sanidad...) provistos por el Estado. Es claro que si no hay impuestos no hay colegios u hospitales pagados por el Estado, porque éste no crea riqueza: nos la quita primero y luego la gestiona. Pero es obvio que aunque no hubiese ingresos públicos siempre habrá colegios u hospitales, como demuestra el hecho de que muchos españoles, incluso después de haber cumplido con Hacienda, desprecien los colegios y hospitales públicos y estén dispuestos a pagar una segunda vez buscando lo que ofrecen los empresarios privados.

Es cierto que el mercado necesita al Derecho como base, pero el Derecho no lo inventó el Estado ni lo necesita para desarrollarse, como demuestra el origen consuetudinario del derecho mercantil. O del Derecho Romano. Pero hay más: cualquiera que esté en el mundo sabrá que los gastos públicos dedicados a mantener el Estado de Derecho (jueces, policía y demás) son una pequeña fracción del total. Está claro que podemos rebajar los impuestos hasta dejarlos en la décima parte, o menos, si sólo se dedican a proteger la propiedad y la vida en libertad. Y cada rebaja de impuestos es una mejora en nuestra libertad.

¿De verdad es tan complicado de entender?

En Libre Mercado

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