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GEES

Volver por la puerta grande

Nuestros socios buscan la defensa de sus intereses nacionales, también frente a nosotros; para el Gobierno que surja el día 9 debería ser un honor y un orgullo defender los intereses españoles.

En el informe que GEES publica en Libertad Digital, concluimos que la legislatura que acaba se cierra con un fracaso y una perdida de tiempo en cuanto a la política con Europa. Como ejemplo, valgan cuatro casos. El primero, el desastre que supone haber perdido prácticamente todos los fondos europeos. El segundo, el rotundo fracaso del Plan de Paz para Oriente Medio. En tercer lugar, el ridículo espantoso a propósito de la política de inmigración, que provocó la ira de nuestros aliados. Por último, el alto precio pagado por airear los apaños de Zapatero con ETA y aislar al PP. La cosa le salió mal, dividió al Parlamento europeo, nos hizo perder el poco prestigio que nos quedaba y proporcionó publicidad a los terroristas.

La política europea de Zapatero se ha caracterizado por un analfabetismo en cuestiones capitales. El presidente desconoce los más simples fundamentos del funcionamiento comunitario. Al concebir Europa como un simple club social nos ha hecho retroceder en influencia y prestigio; con su actitud, faltó tiempo para que la despiadada diplomacia continental retirara a España los fondos y los votos. Hoy la situación es verdaderamente preocupante. Sin prestigio, sin ideas y sin ganas hay que volver a empezar.

A España le esperan tiempos muy duros en Europa si no se cambia de actitud tras el 9 de marzo. Y es aquí donde el Partido Popular debe jugar un papel fundamental. Tanto si accede al poder como si sigue en la oposición, deberá partir de dos premisas. En primer lugar, desenmascarar la deriva aislacionista de Zapatero, que tanto nos está costando. El PP debe evitar los consensos si incluyen no tener ni una idea clara de la nación española ni un propósito de ser fuertes en Europa. España no puede caer en la trampa del europeísmo fácil y light.

Por eso en segundo lugar, el PP debe recuperar la valentía que se perdió cuando se aceptó la Constitución Europea. Hay que hacer propuestas valientes, situar a España como referente de la Unión Europea; si no contamos en Europa no contaremos en el mundo. Citaremos sólo algunas medidas necesarias desde ya:

  • España debe manifestar sin complejos su insatisfacción con el nuevo marco institucional del Tratado de Lisboa. Nos ha dejado estancados en el Consejo mientras todos los grandes países han aumentado su poder.
  • Hay que diseñar una estrategia de alianzas en el seno de la Unión que vaya más allá de la Europa occidental y continental. España debe evitar que la Unión a dos velocidades se consagre por la vía del voto.
  • Se debe proponer la reforma del Parlamento Europeo, por donde pasará casi toda la legislación europea y para el que no existen mecanismos de responsabilidad.
  • España debe volver a llevar a la Unión a la firmeza frente al totalitarismo, al terrorismo y la falta de respeto a los derechos humanos, así como el cumplimiento de los compromisos con nuestros aliados.
  • España debe reivindicar el cumplimiento de la letra y el espíritu de la legislación europea, de las posiciones comunes y de los valores políticos y morales europeos.
  • Hay que volver a defender sin complejos los intereses de España ante las instituciones y los aliados europeos.

Europa, nos guste o no, dista mucho de ser el amigable club social que ha vendido ZP. No hay voluntad europea más allá de la voluntad de sus Estados miembros, y la actitud de Zapatero nos ha pasado factura. Nuestros socios buscan la defensa de sus intereses nacionales, también frente a nosotros; para el Gobierno que surja el día 9 debería ser un honor y un orgullo defender los intereses españoles. Sin miedo, sin complejos, pisando fuerte. Se trata de la única forma de volver a Europa por la puerta grande.

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