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José María Marco

Existir o no existir

Nos encontramos así con la paradoja de que los derrotados se quitan de encima cualquier responsabilidad y cargan el mochuelo del fracaso en quienes los han apoyado... e incluso votado.

Ser o no ser, titulaba un artículo en estas mismas páginas el GEES. Parece una pregunta recurrente estos días. Soraya Sáenz de Santamaría, adelantándose al GEES y emulando al príncipe de Dinamarca, se ha preguntado a su vez si vale más ser o parecer. La reflexión pasará a los anales de la literatura política española. Hasta ahora el dicho, bastante pedestre, trataba de la virtud de las esposas de los césares. Ahora resulta que va de centrismo.

Lo que Soraya Sáenz de Santamaría está sugiriendo, cuando afirma que no basta con ser centrista sino que hay que parecerlo, es que el PP ha perdido las elecciones no por no ser centrista, sino por no parecerlo.

¿Y por qué no lo ha parecido? La respuesta depende de si la frase es una máxima política de alcance universal y eterno, como tal vez haya pretendido su autora, o debe aplicarse a una circunstancia más concreta. En este último caso, y para no caer en el mal gusto de suponer que la portavoz del PP se estaba refiriendo a nadie en concreto, cabe imaginar que esta pensando en algunos sectores, y más en particular algunos sectores de quienes crean la opinión pública, que han lanzado a esa misma opinión en una dirección equivocada. Al movilizar a los votantes del PP, han soliviantado a los adversarios de la izquierda, que sin eso no se habrían molestado en ir a votar. Por causa de este desdichado efecto de rebote, Rajoy y sus huestes mordieron el polvo el pasado 9 de marzo. Así que quienes han articulado la opinión que ha servido de base para elaborar la oposición en estos últimos cuatro años resultan ser, en última instancia, los responsables de la derrota del PP.

Nos encontramos así con la paradoja de que los derrotados se quitan de encima cualquier responsabilidad y cargan el mochuelo del fracaso en quienes los han apoyado... e incluso votado.

La especulación es ingeniosa, pero el hecho incontestable es que los dirigentes del Partido Popular ocupan sus cargos gracias a los votantes y a quienes se han movilizado para llevarlos donde están. Si los dirigentes del Partido Popular se empeñan en responsabilizarles de un fracaso que les corresponde a ellos en exclusiva, es fácil intuir lo que ocurrirá en las próximas citas electorales.

Soraya Sáenz de Santamaría y sus colegas volverán entonces al clásico inglés, pero harán bien en recordar otra versión del monólogo de Hamlet. Moratín escribió El sí de las niñas, que en puridad, y sin necesidad de recordar el apoteósico final de campaña de Rajoy, es un "no" de las susodichas niñas, más en particular de una, la protagonista de la obra. Pues bien, Moratín también tradujo a Shakespeare al español y trasladó la pregunta de Hamlet por un audaz y sugestivo "existir o no existir". Esta será entonces la cuestión, tal vez más próxima de lo que parece.

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