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EDITORIAL

Peces Barba: injuria que algo queda

Peces y sus sectarios resoplidos están tan fuera de la realidad como su autor, que vive una segunda juventud al calor del radicalismo zapaterista.

La apuesta de Prisa y sus satélites mediático-políticos por el PP que Mariano Rajoy está construyendo contra sus bases, sus votantes y el sentido común llega a extremos realmente ridículos. Gregorio Peces Barba, uno de los padres de la Constitución y ex presidente del Congreso, ha vuelto a ponerse a la altura del betún identificando a los discrepantes con la línea oficialista en el PP con aquellos que se opusieron a la Constitución y alentaron la trama civil del golpe de estado del 23 de febrero de 1981.

Dejando a un lado el hecho de que ambos acontecimientos ocurrieron hace tres décadas y muchos de los que hoy disienten de Rajoy ni siquiera habían nacido o eran niños de corta edad, el disparo de Peces Barba, consumado experto, por otro lado, en arrinconar a los que no están de acuerdo –muestra de ello es su indigno papel al frente del Alto Comisariado que Zapatero se inventó para él en la pasada legislatura con objeto de acallar a la AVT– está tan calculado como falto de puntería. Peces y sus sectarios resoplidos, de los que hemos dado buena cuenta en esta tribuna en numerosas ocasiones, están tan fuera de la realidad como su autor, que vive una segunda juventud al calor del radicalismo zapaterista.

No es que carezca de credibilidad, que carece totalmente, sino que se ha encargado personal y concienzudamente de arruinar el prestigio político que un día tuvo por su contribución durante los años clave de la Transición. Ahora, parapetado tras el injuria que algo queda, sirve de monigote entrado en años a los intereses más espurios.

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