L D (Europa Press) Así, tendrán que portar la documentación con la orden del superior jerárquico y entregar una copia a la Guardia Civil responsable de la seguridad del aeropuerto, que comprobará la correspondencia con los datos profesionales del agente. Una vez en el avión, además, deberán informar al comandante de la situación y mostrarle la documentación que le autoriza a ello y podrá quedarse con su arma en vez de guardarla en la bodega, "salvo que el comandante lo requiera".
Esta instrucción ha sido aprobada por el secretario de Estado de Seguridad, Antonio Camacho, quien ha manifestado que cada vez es mayor el número de estos profesionales que viaja en avión y que, "en determinados casos", se crean "situaciones de alarma, por desconocerse la identidad de la persona que porta el arma y por el riesgo que puede suponer para la seguridad del vuelo el disparo accidental o no de la misma".
Las bodegas no son seguras
La Asociación Independiente de la Guardia Civil (ASIGC) interpreta esta instrucción como una cierta limitación para el trabajo de los agentes, aunque aclara que no se opone a ella. "Lo cierto es que nunca se ha conocido un incidente en un avión, en el que un funcionario policial o militar, haya puesto en riesgo la seguridad del vuelo por portar su arma reglamentaria", se asegura desde la asociación.
"Creemos que un guardia civil o militar común, con los conocimientos necesarios para hacer uso del arma ante una situación de riesgo grave en el avión, puede ser beneficioso". A juicio de este colectivo, si en los secuestros de los aviones que provocaron los atentados del 11-S hubieran viajado agentes armados "hubiera podido salvar vidas".