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Amando de Miguel

Neologismos para una epidemia

La reciente epidemia de neumonía china nos ha invadido también de nuevas palabras y expresiones. Para empezar, el nombrecito. Nada menos que “síndrome respiratorio agudo grave”. Con lo fácil que hubiera sido continuar con la etiqueta tradicional de “trancazo”. Por cierto, no se nos dice lo fundamental, que es una enfermedad que parece incubarse en los hospitales. El agente causal es el “coronavirus”, horrísona palabra. ¿No sería mejor “virus corona”? Luego está lo de los “casos sospechosos”. Supongamos que llega un viajero de Cantón (ahora llamada con impronunciable nombre) y acusa un estado febril. En seguida lo llevan al hospital para hacerle no sé cuántas pruebas en busca del famoso virus coronado. Menos mal cuando se apunta la declaración tranquilizadora: “El viajero ha sido descartado como caso sospechoso al no encontrársele rastros del virus corona”. Es decir, no había contraído la misteriosa enfermedad, pero sí era un caso sospechoso al tener fiebre y provenir de Cantón. Si hubiera enfermado de verdad estaríamos ante una víctima de la epidemia. El caso sospechoso lo es antes de proceder al diagnóstico preciso. Las sospechas se confirman o no, pero, antes de eso, sospechas son. Se ha constituido en España un equipo científico de diversas especialidades para estudiar los efectos de la epidemia. Echo en falta en el equipo de algún experto de llamar a las cosas por su nombre.


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