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Víctor Cheretski

La corrupción con galones policiales

Cualquier niño ruso sabe que los más podridos en su corrupto país son los policías, o sea, los que deben luchar contra el crimen, especialmente la corrupción. Al parecer, hasta la semana pasada el único ruso que no lo “sabía” era el presidente, Putin. Y es que en los tres años de su mandato no ha movido ni un solo dedo para liberar a su pueblo de la pesadilla uniformada que amenaza a diario el bienestar y la vida de cualquier ciudadano ruso. Pero se aproximan las elecciones y el mandatario necesita algún gesto de grandeza. Movió el dedo y el pueblo, impresionado y aterrado por las dimensiones de la corrupción, se quedó con boca abierta.

Siete personas han sido arrestadas en Moscú: un general, tres coroneles y tres teniente-coroneles. Todos son altos miembros del cuerpo de la Policía Criminal de la capital rusa. Dirigían una banda formada por 130 policías que se dedicaban a extorsión, chantaje, asesinatos, arrestos ilegales y fabricación de “expedientes” con el propósito de cobrar dinero de los empresarios. Su método preferido era “encontrar” durante el registro del detenido armas y droga, previamente introducidas por ellos mismos en el bolsillo o el coche de su víctima. “Controlaban” bancos, casinos, restaurantes y grandes comercios obligándoles a pagar una especie de “impuesto revolucionario”. Estaban también estrechamente vinculados con los grupos mafiosos que les “echaban una mano” para presionar a los empresarios.

Los detenidos poseían en las afueras de la ciudad palacetes de superlujo con muebles españoles e inodoros con capa de oro de 24 quilates. Estos palacetes forman una urbanización privada que además de una piscina climatizada, tiene, para divertirse, un campo de futbol. Costó, éste último, cerca de un millón de dólares. El registro en las casas de los detenidos permitió recuperar unos 5 millones de dólares en efectivo, oro, diamantes, armas, explosivos y coches de lujo. El general arrestado tenía en el bolsillo unos 10.000 dólares y otros 50.000 en la caja fuerte de su despacho, mientras su salario mensual es de 300 dólares.

Las autoridades rusas declaran que no se trata de una “limpieza” general en las filas del instituto armado y que no habrá represiones masivas. Los rusos no dudan ya que están convencidos de que se trata sólo de un gesto propagandístico para que todo siga igual en su país. Al mismo tiempo se preguntan si tenía razón el padre Stalin cuando fusilaba a los mandos de su policía para asegurar la “pureza” de este organismo de órden público.

¡Rusia no es Europa, Señores!


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