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Federico Jiménez Losantos

Un problema nacional, no sólo un fracaso gubernamental

Maragall, nada menos que Maragall, y Jordi Sevilla, nada menos que Jordi Sevilla, han culpado al Gobierno Aznar de que la UE eligiera la candidatura francesa de Carandache frente a la española de Vandellós para competir con Japón y Canadá por el proyecto ITER, uno de los más ambiciosos de las últimas décadas para la investigación de una nueva fuente de energía, la llamada de fusión. Dentro de la ebriedad sectaria que caracteriza a este PSOE de las victoriosas derrotas y los fracasos triunfales, uno de los portavoces sociatas ha llegado a decir que el fracaso de Vandellós se debe a la “diplomacia de confrontación” del Ejecutivo español. Vamos, que si siguiéramos siendo meros criados de la diplomacia gala, Francia se hubiera sacrificado por darnos un gusto. No hay más que ver su comportamiento en el Plan de Estabilidad para ver el respeto que le merecen sus compromisos internacionales.
 
En realidad, si España ha tenido alguna opción frente a la favorita francesa ha sido precisamente por su mejor relación con los Estados Unidos, aunque tal vez piensen en el PSOE que tampoco los detestables norteamericanos pintan nada en la investigación científica, de ahí su desprecio y la política de confrontación con ellos que predican. En la oposición, claro. En el Gobierno eran suavísimos. Pero, en fin, ese revés nacional, que no fracaso gubernamental, tampoco debería ocultar el fracaso real de nuestra Universidad y de nuestra investigación científica. El ITER era una especia de “Bienvenido Mister Marshall” para la ciencia y la tecnología españolas, y en ese capítulo, aunque a veces toca la lotería, lo normal es confiar en el esfuerzo perseverante y en el trabajo cotidiano de años y años. Y ahí sí que España está fatal, cada vez peor. En parte, por culpa de este Gobierno. En parte aún mayor, por el desastre heredado de los gobiernos socialistas, que han destrozado la Universidad para dos generaciones. Pero es de temer que ni Gobierno ni oposición saquen las consecuencias debidas del fondo del problema, que no está fuera, sino dentro de España. Seguramente nos conformaremos con la Copa América de vela. Como si no fueran compatibles la navegación y la investigación.
 

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