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Amando de Miguel

Los orígenes

Víctor Artecho, como otros muchos, se queja de los lapsi linguae de los locutores radiofónicos que recogen mal algunas expresiones populares. Pues, átese los machos, don Víctor, que sale usted al ruedo de esta plazuela. Ha cometido un lapsus linguae (desliz o trastrueque de letras o de palabras al hablar o escribir). El plural de lapsus es lapsus no lapsi. La declinación no es lapsus-i, sino lapsus-us. Bueno, tampoco tiene importancia. Los latinajos suelen ser juegos de palabras, como esa paronomasia de lapsus linguae, o la de urbi et orbi, que muchos dicen torcidamente urbi et orbe. Tampoco va a llegar la sangre al río.
 
Concepción Cabrillana (Lugo) critica la norma de poner tilde en algunas voces latinas, por ejemplo, De re pública. Añado per cápita, currículum, etc. Soy partidario de esas tildes. Como es sabido, no existían en latín, pero esa lengua es nuestra madre y tenemos confianza. Al utilizar las palabras latinas en español introducimos nuestras normas fonéticas, como esa de la tilde. Cicerón (esto es Cícero o Garbancito) estaría de acuerdo.
 
Antonio Javier Albarreal Troya (Morón de la Frontera, Sevilla) inquiere el plural de currículum o quórum. Añado referéndum. Desde luego, sería absurdo decir currículumes, quórumes o referéndumes. Igualmente impronunciables serían currículums, quorums, referendums. Lo mejor es dejar el plural y el singular de la misma forma, “el currículum” y “los currículum”, etc. Algún anglicursi se inclina por currícula, etc. No me convence.
 
Emilio Roldán (Sevilla) argumenta que errata ya es plural en latín por lo que no se debe decir erratas. No estoy de acuerdo. En castellano podemos decir “una errata” y “varias erratas” porque errata es ya una palabra castellanizada. Me pregunta don Emilio por un buen diccionario de insultos. Hay varios. El más completo: Juan de Dios Luque y otros, Diccionario del insulto (Península). Es lástima que Jaime Campmany no haya concluido su diccionario de insultos. Tiene miles de papeletas. El arte de insultar es muy difícil.
 
Sobre la rareza de esa planta llamada alenjo, Juan A. Estévez Sola (Huelva) aclara que no es otra cosa que el vulgar ajenjo (Artemisia absinthium). Leo en el Dioscórides (edición de Pio Font Quer) que “la artemisa mayor es la madre de todas las hierbas” (medicinales). Tiene propiedades aperitivas y vermífugas. En alemán el ajenjo es el wermut (que mata las lombrices). La absenta literaria es otra forma de vermú o de licor de ajenjo.
 
Maribel Torbeck (asidua de este corralillo) se irrita porque se llame “arroba” al signo @, tan frecuente hoy. Ignoro por qué se llamó “arroba” a lo que en inglés es at (= junto a). El signo @ se ha utilizado desde hace mucho tiempo en el inglés comercial. Significaba “a tanto la pieza o la unidad”. No me extrañaría que los comerciantes ingleses u holandeses de la Edad Media lo tomaran de las facturas de los comerciantes españoles de lana. Era una “a” con el ringorrango de los escribanos de entonces, es decir, la @de nuestros correos electrónicos. Francamente, me parece un acierto llamarla “arroba” para reconocer ese origen de la “a” española. Si hay otra versión mejor, que alguien me la cuente. Este corralillo es interactivo.
 
J. Hernando Alonso me dice que no encuentra perigüelano en el DRAE. No creo que merezca la dignidad de los diccionario oficiales, pero ese es el gentilicio que utilizamos los de mi pueblo, Pereruela de Sayago (Zamora). Naturalmente, es una corrupción simpática de “pereruelano”, de difícil fonética, casi un trabalenguas. Las insuperables cazuelas de barro que hacen en mi pueblo se llaman perigüelas. Así se recoge en el Diccionario del castellano tradicional de César Hernández Alonso. Así pues, habrá que aceptar lo de “perigüelano”, por otro nombre “cacharrero”. Por cierto, en mi pueblo va a abrirse un museo etnográfico donde se expondrán los famosos cacharros del mejor barro del mundo (para el fuego).
 
J. J. Asensio (Ribagorza, Huesca) me invita a que le aclare el significado de algunos topónimos de su tierra. Soy un perfecto lego en la materia, por lo que no puedo atender su petición. Intuyo que muchos topónimos que parecen vascongados (Bisaurri, Benabarri, Perarrúa, etc.) quizá provengan de otras primitivas lenguas ibéricas, hoy perdidas, emparentadas con el vascuence. De paso, don o doña J.J. me comunica la peculiaridad del dialecto ribargozano: “para referirnos al perro lo llamamos cocho”. Quizá sea una voz natural. Así llaman al cerdo en otros muchos lugares. Es un sonido cariñoso.

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