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Amando de Miguel

Nombres y siglas

Los apellidos tagalos eran de difícil identificación para los españoles. Así que se dio la orden de cambiárselos por otros de raigambre española. Los filipinos pudieron escoger los que más les gustaban.

Luis Ciordia me pregunta de dónde viene el topónimo de Pucela con que se conoce a Valladolid. Lo ignoro. Supongo que es una reciente reivindicación de los vallisoletanos, un poco avergonzados de su auténtico nombre, para encontrar una raigambre latina. Valladolid es algo así como la “villa de Walid”. El tal Walid fue el último gobernador de Valladolid a fines del siglo X, antes de ser conquistada por Ordoño II. Espero que algún “pucelano” me ilustre sobre la significación de ese gentilicio que suena a latín.

Queda aquí recogida una versión popular del origen de bolos aplicados a los toledanos. No es la única. Javier Marcos (Getafe, Madrid) aporta otra versión. Por lo visto, la industria armera de Toledo se surtía de aceros que suministraba las acerías vascas. Las muestras de ese producto eran unas bolas de acero al carbono que en la jerga siderúrgica se denominaban “bolos”. Así, los vascos se referían a Toledo como “la provincia de los bolos”. La asignación pasó a sus habitantes. Como me lo dicen, lo cuento.

Son muchos los emilios que me recuerdan el auténtico gentilicio de los habitantes de El Puerto de Santa María: “portuenses”, y no porteños, como yo presumía. I beg your pardon. Lo digo porque los portuenses que yo he conocido son tan aristocráticos como un lord inglés. Claro que los auténticos “porteños” (de Buenos Aires) también llevan en su compostura un cierto señorío británico. Carlos Freile (Ecuador, experto en Genealogía) duda de que “en español haya apellidos específicamente judíos, con las excepciones de rigor, como Abraham, Isaac, Jacobo…”. Según sus tesis, los conversos cambiaban sus apellidos un poco al azar. Espero las protestas de otros genealogistas. La verdad es que yo siempre creí que mi primer apellido era judío y quizá también el tercero (Prieto). Estoy muy satisfecho con ese ascendiente.

Antonio Salinas (Universidad de Murcia) aporta más datos sobre el origen de los apellidos. El apellido como nombre propio era el del santo del día que se daba a los niños abandonados, que antes eran muchos. Esa norma se aplicaba también a los judíos conversos; se completaba con el de la ciudad (Cartagena, Madrid, etc.). Don Antonio explica la abundancia de apellidos españoles en la población filipina aunque no sean mestizos. Es el resultado de una antigua medida administrativa durante la colonia española. Los apellidos tagalos eran de difícil identificación para los españoles. Así que se dio la orden de cambiárselos por otros de raigambre española. Los filipinos pudieron escoger los que más les gustaban. Así hasta hoy.

Chari González, pintora, comenta que su hijo Javier va a ser padre de un niño y le quiere poner el nombre de Lázaro. Se agradece la confidencia. Doña Chari considera que el nombre es “bonito y original”; quiere saber algo más de ese nombre, aparte de lo del “levántate y anda”. Pues bien, Lázaro es la versión griega o latina de Eleazar, que en hebreo significa “Dios nos ayuda”. De ahí viene seguramente la palabra “azar”. (La suerte como secularización de la Providencia). Hay varios personajes bíblicos y luego santos con ese nombre de Eleazar o Lázaro. Felicidades al nuevo españolito.

Fernando Pérez Dehesa me envía sus ideas sobre la traducción de los nombres propios. Razona así: “No se trata de mayor o menor popularidad sino de antigüedad. Los nombres de los siglos XVII y anteriores se traducen, incluso el apellido, pues, en efecto, ellos mismos lo traducían del latín. Así, Alberto Durero, El Bosco, etc. Sin embargo, en otros solo se traduce el nombre, como Juan Sebastián Bach, sin castellanizar el apellido e incluso en otros no se traduce nada. A Shakespeare nadie le llama Guillermo. En los siglos XVIII y posteriores la tendencia es a no traducir […]. En las familias reales siempre se traducen los nombres… también en los Papas… A Benedicto XVI no sé por qué no se le llama Benito”. Contesto a lo último; porque al anterior se le llamó Benedicto XV. Yo estoy más por una razón de oído en las traducciones onomásticas. Julio Verne será siempre así para los españoles.

Sebastián Cuéllar Escobar se queja de que “en Badajoz existe una calle híbrida de dos personajes históricos, a saber, [Martín] Lutero y Luther King, que sorprendentemente se convierte en Martín Lutero King”. Me parece que don Sebastián se pasa de purista. El nombre de “Martin Luther King, Jr.” no es un híbrido. Es el de un famoso pastor baptista, líder del movimiento de los derechos civiles de los negros, que fue asesinado en Memphis, Tenn., en 1968. En español bien podemos llamarlo “Martín Lutero King” y dedicarle una calle. Su nombre de pila se deriva de Martin Luther o Martín Lutero, un eminente agustino alemán del siglo XVI que encabezó la reforma protestante o evangélica.

Carlos Ruiz Caballero quiere saber la abreviatura de “a la atención de…” que se emplea al poner una dirección en un sobre o paquete. Propone las siguientes opciones: A/A; At/t; At/A; A ; A/ ; A/T. Me llena de perplejidad. No sé responder y espero que algún libertario ducho en protocolo nos envíe la solución. Cuidado porque muchas siglas ya están tomadas. Por ejemplo, A/A significa Apoyo Aéreo. A quiere decir docenas de cosas: Acumulador, Adrenalina, Alicante, Ampersio, Aprobado, Austria, etc. AT es accidente de trabajo. Alta tensión, Temperatura ambiental y no sé cuántas equivalencias más. Tampoco cuesta tanto poner en el paquete “A la atención de…”.

José Joaquín Muñoz Osuna me pregunta si se debe decir PD o PS para el añadido de una carta o mensaje. Las dos formas son latinas y valen igualmente. PD es post data, porque la data o fecha se ponía al final de la carta. Es la forma que más se emplea en la tradición española. Mucho cuidado porque PD significa otras varias cosas: Psychotic Depression, Prenatal Diagnosis, dieta (per diem), Parkinson’s Dease, Pieza directriz (en una batería artillera), Presión Diastólica, etc.

La forma PS (post scriptum) se emplea más en inglés. Pero, ojo, significa igualmente un montón de cosas, sobre todo en la jerga médica: Power Supply (alimentación de energía), Plastic Surgery, Pulmonary Stenosis, Presión de la Sangre, Presión Sistólica, Puesto de Socorro.

Illya Kuryakin sostiene que, en buena lógica, el acrónimo del Diccionario de la Lengua Española, que publica la Real Academia Española, tendría que ser DLE y no DRAE. Tiene razón, pero él mismo aduce que DLE resulta impronunciable. Opino que tampoco es un dislate decir DRAE (Diccionario de la Real Academia Española).

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