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Amando de Miguel

Arcaísmos, las raíces del idioma

Es cierto que "anglicano" se refiere principalmente a la Iglesia establecida de Inglaterra, pero a mí me gusta esa etiqueta para referirme a la lengua de Shakespeare. Es un delicioso arcaísmo, como llamar "hispanos" a los españoles.

Francisco M. Doncel recuerda el arcaísmo de "estar en capilla", la situación de los condenados a muerte que pasaban por la capilla de la prisión la noche antes de la ejecución para recibir los últimos auxilios espirituales. Comenta don Francisco que, al no existir ya la pena de muerte, la expresión carece de sentido y lo pierde mucho como metáfora. Es más, "el Gobierno actual [...] ha decidido que en las nuevas cárceles no se construya capilla, con lo que estar en capilla está en capilla para su pase a mejor vida, lingüísticamente hablando, al menos en España".

Agustín Fuentes me envía su acostumbrado correo nocturno con preciosas divagaciones, en este caso a propósito de los paños de Béjar de donde procede su familia paterna. Recuerda don Agustín la expresión "el buen paño en arca se vende". Por lo que sé, esa especie de recomendación comercial procede de un tiempo en el que las buenas mercancías se expendían en el domicilio de los mercaderes. Una interesante aportación de don Agustín es el uso de unos exclusivos ordinales para clasificar los paños según los cientos de hilos que forman la urdimbre. Así la urdimbre de 1.800 hilos era la "dieciochena" y la 2.600 el "veintesiseno". Otro recuerdo es el de los perailes, que salen en el Quijote manteando a Sancho. Eran los artesanos encargados de lavar y secar los textiles.

Otro homenaje es el que dedica don Agustín a los uniformes militares de la época de Carlos III, "el mejor vestido del mundo en aquel momento". Añado que por entonces el Rey de España regaló a los insurgentes de los Estados Unidos de América un barco entero con uniformes militares. Más aportaciones léxicas de don Agustín a propósito de los paños (la magdalena de Proust). Una es la de calaña, equivalente a la clase de lana, sin sentido afrentoso alguno. Se me ocurre argüir que calaña procede del latín qualis y, por tanto, en principio no tiene por qué ser peyorativo. Si ha alcanzado tal rasgo es porque la desinencia –aña suele ser despectiva: "patraña, cucaña, legaña, migraña", etc. Desgraciadamente ahí entra "España". Más aportaciones de la jerga de los paños recordada por don Agustín. Melecina era la mezcla de ingredientes que se utilizaba para abatanar los paños. Pechín era el residuo que quedaba del último lavado.

Mª Paz Castro abre un nuevo concurso: el de prendas de ropa que se utilizaban en tiempos pasados. Propone las siguientes para abrir boca:

  • cancán (= enagua almidonada).
  • mañanita (= chaquetita corta, normalmente de punto, que se ponían las señoras enfermas para recibir visitas).
  • peinador (= protector para que los cabellos no cayeran sobre la ropa).

A mí me gusta mucho la almilla (= chaleco femenino), la chalina (= corbata de lazo), el centón (= mosaico de retales). Hay mil más. Irán saliendo todos esos arcaísmos. Algunos vuelven a ser actuales.

Pepe Gutiérrez me indica que la "rodilla" o paño basto para fregar el suelo en buen castellano se llama aljofifa. Cierto es. Da gusto recuperar un arcaísmo tan sonoro. En mi tierra de origen se llama también "rodea", quizá porque también tenía la función de enrollarla encima de la cabeza para llevar el cántaro. Esa imagen bíblica de llevar el cántaro sobre la cabeza la recuerdo de mi madre, siendo yo muy niño.

Inés Sanz (Madrid) aporta una expresión oída en su pueblo de origen, Santa Cruz de Pinares (Ávila). Su abuelo dijo así cuando una ráfaga de viento le tiró la gorra al suelo: "Verailo, me se cae la gorra a cá momento". Ese verailo le resulta fascinante a doña Inés. Como ella sugiere, es un arcaísmo para "míralo". Resulta delicioso al oído. Observa doña Inés otros arcaísmos o quizá trabucamientos: acantar (= tirar piedras contra algo), tío (= tratamiento rústico dedicado a cualquier persona mayor de la vecindad), maniantal (= manantial). Por último, doña Inés ─en su admirable curiosidad─ me pregunta si hay alguna palabra en castellano que se derive del turco. Solo se me ocurren dos: serrallo y bajá, pero habrá más. Espero alguna ilustración sobre el particular.

José María Fontdecaba se extraña de que yo emplee anglicano para calificar algún rasgo de la lengua inglesa y no al anglicanismo como la religión reformada predominante en Inglaterra. Es cierto que "anglicano" se refiere principalmente a la Iglesia establecida de Inglaterra, pero a mí me gusta esa etiqueta para referirme a la lengua de Shakespeare. Es un delicioso arcaísmo, como llamar "hispanos" a los españoles y aun a los americanos de habla española. Si se dice "inglés" para referirse a la lengua, no está muy claro cuándo se quiere indicar la lengua de Inglaterra o la que se habla en los Estados Unidos o en otras partes. Anglicano sería el adjetivo para el inglés originario, el de Inglaterra.

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