Van a estrellarse. Y me refiero a ellos, a los separatistas y a sus compañeros de viaje, los nacional-hermafroditas de Inmaculada Colau y su escaldado corresponsal en Vallecas.
La ofensiva nacionalista ha tenido desde el comienzo de la democracia el objetivo de eliminar cualquier vestigio de la nación española constitucional e histórica.
Lo imperdonable es que estos sinvergüenzas hayan intentado colocar a todos los ciudadanos de Cataluña, sin aviso previo, en esta situación de desamparo y orfandad.
En catalán puigdemont significa cima de un monte. Jindamón es, en caló, cobardica, el no da más de la jindama, noble palabra romaní que significa "miedo".
Lo que ha pasado en España ha desembocado en la farsa de un pacto de quejicas: unos fingen en Madrid que están matando al golpismo y los golpistas en Barcelona fingen que los matan.
Podemos y sus franquicias saben que los cimientos de la España constitucional son la concordia y la reconciliación. Por ello los han convertido en diana de sus ataques.
Si no puedes con tu enemigo, únete a él. No para asimilarte sino, muy al contrario, para transformarlo desde dentro, sutil y subrepticiamente. Esto es lo que propone el 'paternalismo liberal' respecto al Estado.
El recuerdo de aquellos españoles sigue vivo en Dinamarca. Andersen escribió que mientras que los soldados franceses se caracterizaban por su altanería, los españoles eran "bondadosos y amables".