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Agapito Maestre

Un apunte para evaluar a la sociedad

Los políticos españoles, sí, no deberían ser el quinto problema sino el primero y fundamental. Una sociedad que relativiza la maldad de su clase política es una sociedad muerta.

Porque los políticos profesionales son fundamentales para el desarrollo de la democracia, digo que el cáncer más terrible de nuestra democracia son los políticos que han conseguido igualarse en maldad para reducir a la sociedad a un mero gentío del que ellos disponen a su antojo. La última prueba de este nihilismo político, de esta siniestra voluntad de nada, de esta "última voluntad" la ofrece uno de los resultados de la última encuesta del CIS, a saber, los políticos españoles son considerados en su conjunto como el quinto problema más grave de la sociedad española.

Los políticos han conseguido casi pasar desapercibidos. Son vistos como un problema, pero casi menor, de quinta fila. Que el gentío ni siquiera los perciba como los primeros responsables de la quiebra moral de la nación española, de una sociedad quebrada, que se percibe antes como una tribu o "comunidad autónoma" que como integrante de una sociedad nacional, es un fracaso social. Político y democrático. Es obvio que cualquiera que tenga voluntad política, una elemental y primaria voluntad de construir, naturalmente con otros, bienes comunes, no puede dejar de criticar que el gentío español vea a los políticos como un problema relativo, repito, el quinto para vertebrar su sociedad.

Nadie pues con juicio democrático, y con un poco de perspicacia histórica, puede dejar de disentir de esta "valoración". Más aún, me atrevo a juzgar negativamente a quien así valora a ese curioso grupo político que, desde la muerte de Franco hasta hoy, está llevando a la nación española a la bancarrota. En realidad, no percatarse de que la clase política, sí, sí, la clase política española y todas sus miserias partidistas, han llevado a la bancarrota a la nación, aunque los mecanismos ideológicos para ocultarlo sean cada día más desarrollados y sutiles, es una prueba de la "última voluntad" del hombre español, su voluntad, insisto con Nietzsche, de la nada. España es, hoy por hoy, el país más nihilista del planeta. Nada.

En otras palabras, grave es que los políticos sean un problema terrible para el desarrollo de la democracia, pero es aún más grave que "el gentío", la llamada eufemísticamente sociedad española, no se percate de que este grupo social es más peligroso que el desempleo y la violencia. Los políticos españoles, sí, no deberían ser el quinto problema sino el primero y fundamental. Una sociedad que no lo percibe así, que pasa de sus políticos, está al borde del abismo. Una sociedad que relativiza la maldad de su clase política es, en efecto, una sociedad muerta. Un gentío.

Pero, si alguien tuviera dudas sobre mi ensayo valorativo, piense sobre la puntuación, sí, sobre la máxima puntuación que concede ese populacho al mayor causante de la catástrofe que es, hoy, España considerada como nación desarrollada. Por todo eso, tiendo a pensar que la crisis económica es una broma comparada con la crisis moral que sufre la sociedad española. En fin, ojalá mienta y trate de engañarnos el CIS; pues si dice la verdad, difícilmente esto tendrá solución.

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