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Álvaro Vermoet Hidalgo

El triunfo "transversal" de la pedagogía moderna

El anuncio del portavoz de Educación del PP de que "no se opone" a extender el modelo de la LOGSE hasta los 18 años es absolutamente incompatible con el programa liberal-conservador que desarrollaron Esperanza Aguirre y Pilar del Castillo de 1996 a 2004.

Ni en el exilio resulta posible huir de los pedagogos. Leo esta mañana que el precursor de la "pedagogía moderna" oficial en Francia, Philippe Meirieu, ha sido elegido candidato a las regionales francesas en Rhône-Alpes por el Partido Ecologista, única oposición existente a Sarkozy desde las europeas, gracias al éxito de Martine Aubryen en su evidente propósito de hundir al Partido Socialista. La última propuesta conocida del tal Meirieu, autodenominado "experto de la educación", fue sustituir las clases de lengua francesa y de matemáticas por "trabajos personales" de los alumnos. Es, efectivamente, antagónico a Sarkozy, quien ganó las presidenciales proclamando precisamente la ruptura con el Mayo del 68 y con su pedagogía.

También en España tienen motivos de celebración estos pedagogos. Cuando el Gobierno de Zapatero aprobó la actual Ley de Educación, que derogaba la reforma educativa del PP y volvía punto por punto a la LOGSE, el único alivio fue que el mini-bachillerato de un curso y medio que tenemos seguía existiendo como hasta entonces. Pues bien, a partir de ahí los distintos ministros de Educación de Zapatero han buscado distintas fórmulas de extender a esta etapa el modelo comprensivo, ese que considera que todo trato diferente que no sea por edad es una discriminación. Mercedes Cabrera intentó crear un "curso puente" entre los dos cursos de Bachillerato, que no hubiera tenido otra consecuencia que relajar el nivel de exigencia en la única etapa educativa en que aún se puede hablar de exigencia.

Sin embargo, el mayor intento de hacer desaparecer lo poco que queda de bachillerato en nuestro sistema educativo viene del actual ministro de Educación, Ángel Gabilondo. La propuesta consiste en extender la edad de escolarización obligatoria hasta los 18 años, buscando fórmulas para "flexibilizar" el bachillerato, es decir, para convertirlo en dos cursos más de Educación Secundaria Obligatoria. La sorpresa viene esta vez por parte del PP de Rajoy; dado que Gabilondo ha lanzado la idea en el marco de un supuesto debate sobre un Pacto de Estado de Educación, el portavoz del PP en la Comisión de Educación ha expresado que su partido "no se opone" a la propuesta del ministro. Incluso parte de la escuela concertada, con vistas al eventual concierto del bachillerato, ha acogido con buenos ojos la propuesta.

Vayamos por partes. En primer lugar, no hay ninguna necesidad de un Pacto de Estado. La premisa de la que parte la idea del Pacto, acabar con la inestabilidad en el sistema educativo debida a las sucesivas Leyes educativas, es una falacia. Desde hace exactamente 20 años sólo una Ley, la LOGSE, ha regido el sistema educativo en España. El único pacto que haría falta sería que los gobiernos socialistas mantuvieran una mínima lealtad democrática a los gobiernos del PP; recordemos que el Gobierno de Aznar aplicó la LOGSE pese a oponerse a ella porque era una Ley vigente, mientras que el Gobierno de Zapatero paralizó la reforma del PP pese a estar en vigor. El único pacto que hace falta es que el PSOE sepa comportarse, reconozca que la educación no es un monopolio suyo, y cumpla las reglas del juego democrático, de tal forma que si gana el PP pueda reformar la educación.

Expectativa ésta que ha desaparecido con la ruptura radical por parte del actual equipo del PP con el modelo educativo del aznarismo. Los Gobiernos del PP propusieron corregir el enorme fracaso escolar de los últimos cursos de la ESO, debido principalmente al empeño socialista en que adolescentes de hasta 16 años cursasen exactamente lo mismo sin importar sus intereses o aptitudes. Para ello, se propuso que desde los 14 años (ya de por sí más tarde que en Alemania, Francia, Italia o Reino Unido) hubiera una vía de estudios de orientación técnico-profesional y otra científico-humanística. La idea era que, con esta elección voluntaria de los alumnos, se recortaría el índice de fracaso escolar (1 de cada 4 alumnos dejan el instituto a los 16 años sin el título más elemental), ya que así los alumnos que venían suspendiendo todo o casi todo desde hace años (y repitiendo cursos sucesivamente), podrían cursar algo parecido a una Formación Profesional que les permitiera estudiar y aprobar algo de su interés y tener una mínima instrucción y capacitación profesional, en vez de dejar el instituto sin nada.

Por el contrario, el anuncio del portavoz de Educación del PP de que "no se opone" a extender el modelo de la LOGSE hasta los 18 años es absolutamente incompatible con el programa liberal-conservador que desarrollaron Esperanza Aguirre y Pilar del Castillo de 1996 a 2004. La escolarización obligatoria hasta los 18 años a costa de "flexibilizar" el bachillerato supondría agravar aún más la actual situación de indisciplina y falta de exigencia académica, extendería el fracaso de la ESO al bachillerato (ya de por sí el más corto de Europa), supondría un enorme gasto público y agravaría la situación de los institutos, convirtiéndolos en "cárceles". Incluso empeoraría la situación en la ESO, ya que a los 16 años muchos de estos alumnos que no podrían dejar el instituto no habrían terminado la ESO y seguirían ahí dos años más.

En cuanto a las organizaciones del sector de la concertada que sorprendentemente se han apuntado al "consenso", parece ser que se trata simplemente de defender el concierto del bachillerato (pues siendo obligatoria esta etapa, parece que sería más fácil exigir su concierto). Aunque así fuera, el caos que generaría el disparate de obligar por ley a escolarizar hasta los 18 años en absoluto compensaría los supuestos beneficios de concertar el bachillerato (se me ocurre que muchas familias preferirían pagar un bachillerato no concertado a tenerlo gratis pero al mismo nivel que tiene ahora el resto de la secundaria).

En fin, hay que reconocerle a Gabilondo que ha logrado neutralizar la oposición a la política antieducativa de Zapatero, hacer desaparecer esa alternativa que se había gestado en los años 90 y puede que hasta logre el famoso "Pacto", que tendrá el dudoso honor de extender un sistema que todo el mundo sabe fracasado, el de la LOGSE, al único reducto que quedaba libre, el aún llamado bachillerato. Es, en fin, el triunfo "transversal" de la pedagogía moderna.

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