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Carlos Pérez Gimeno

La breve aparición de Julio Iglesias en la boda de su hijo

Julio Iglesias llegó solo, posó para la sesión de Hola, y se marchó para coger su avión. Una imagen familiar muy distinta a la que se pretendió dar.

Por fin se ha podido ver el enlace de Julio José Iglesias y Charisse en la revista Hola, vía exclusiva. Se comenta que la publicación ha podido pagar a los recién casados alrededor de medio millón de euros, a pesar de tantas ausencias familiares como la de Enrique, Miranda y el marqués de Griñón.
 
Se trata de un falso reportaje en el que todo parece estupendo, y en el que se trata de hacer ver que todos estaban encantados y muy felices y que todo era maravilloso, a pesar de no haberse podido llevar a cabo la foto mas esperada que hubiera sido la de Isabel Preysler con sus tres maridos.
 
Como es sabido Julio Iglesias llegó solo, y como de costumbre, muy sonriente, posó para el reportaje, por la magnifica relación que siempre ha mantenido con su revista de cabecera, y que a lo largo de su vida siempre le ha hecho unos reportajes espectaculares.
 
Lo impactante es que una vez terminada la ceremonia posó con los novios y con el resto de la familia, y una vez concluida la sesión para los fotógrafos, ni siquiera se quedó a cenar, ya que le estaba esperando el coche que le llevaría al aeropuerto, y allí su avión privado directo a Punta Cana.
 
Por su parte Miguel Boyer acudió acompañado de su esposa y de un enfermero, y después de las fotos de rigor, para que el niño de su "santa" cobrase lo estipulado, también sin esperar a la cena, se marchó. Al menos hizo el esfuerzo de asistir, ya que está en sometido a un fuerte tratamiento de rehabilitación después de haber sufrido el ictus cerebral del que, según cuentan sus allegados, se está recuperando poco a poco. 
 
Gente invitada al casamiento comentó que Isabel no tuvo su mejor día, y se le veía como aburrida, sin ilusión y muy poco participativa. 
 
En definitiva, una boda aburrida con muy poca gente, en la que para hacer bulto hasta tuvieron que habilitar unas mesas para que se sentaran empleados y mecánicos de alguno de los invitados.
 
Con toda seguridad, ni siquiera se bailó Paquito el Chocolatero, pieza fundamental en cualquier boda que se precie.
 

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