
La piel grasa se caracteriza por producir un exceso de sebo, un fenómeno visible en lo que se le conoce como la zona T: la cara brilla, los poros se dilatan y pueden aparecer puntos negros. Este exceso de grasa, llamado hiperseborrea, puede provocar también la aparición (o empeoramiento) de acné además de en otras partes del cuerpo como el cuero cabelludo.
Además del aspecto fisiológico de la piel grasa pueden influir múltiples causas. Los factores internos como los cambios hormonales, ya que la producción de sebo está regulada por hormonas femeninas (estrógenos) que ralentizan las hormonas masculinas (andrógenos). En cuando a los factores externos, como el estrés, la contaminación, el alcohol, el uso de cosméticos inadecuados o enfermedades cutánea, como la dermatitis seborreica o el acné.
Tres cosas que debes hacer (sí o sí) en una piel grasa
La limpieza facial. Sin limpieza no hay belleza, por tanto es importante limpiar la piel tanto por la mañana como por la noche para que los poros queden completamente limpios, y así evitar que se obstruyan, además de eliminar por completo el maquillaje, el protector solar y las impurezas.
Son recomendables los limpiadores no comedogénicos en textura gel o mousse, astringentes y sin alcohol. También puedes aplicar un tónico purificante a base de activos seborreguladores, como el ácido salicílico, para mejorar la textura de la piel. Y Una vez a la semana, se aconseja la aplicación de una mascarilla, preferiblemente con arcilla o carbón activo, para obtener un impulso inmediato de luminosidad.
Hacerse tratamientos faciales con periodicidad. Es importante realizar tratamientos que ayuden a reequilibrar y mantener la piel grasa con un brillo saludable y totalmente controlada, como por ejemplo los peelings médicos o dermoabrasión, así como los láseres vasculares y la luz pulsada por su efecto antiinflamatorio sobre la piel.
La hidratación es fundamental. Lejos de la creencia popular de pensar que la piel grasa no necesita hidratación, si necesita mantener los niveles óptimos de agua para evitar que la producción de sebo se dispare. Opta por productos hidratantes ligeros, no comedogénicos y libres de aceites, en textura gel o mousse. Apuesta por activos con propiedades antiinflamatorias, antibacterianas y seborreguladoras para limpiar en profundidad los poros y promover la renovación celular para una piel sana. Se recomienda el ácido salicílico, el ácido glicólico o el mandélico. Los retinoides son muy buenos aliados de las pieles grasas ya que, además de tener una acción seborreguladora, mejora la textura, unifica el tono y ayuda a prevenir las líneas finas y las arrugas.

Tres cosas que no debes hacer en una piel grasa
No limpies en exceso la piel. Uno de los primeros reflejos cuando se tiene la piel grasa es intentar eliminar el exceso de sebo limpiando en exceso la piel, porque algunas personas perciben la piel grasa como una falta de higiene. Evita los excesos para no desequilibrar la piel y que no se deteriore la barrera cutánea, se pueda irritar la epidermis y provocar eritema ya que eso produce más sebo.
No abuses de los exfoliantes. Es importante exfoliar la piel para eliminar las células muertas y destapar los poros para una limpieza profunda, y así evitar los puntos negros, lo que no implica que tengas que hacerlo todos los días ya que se corre el riesgo de experimentar el efecto contrario y terminar con una piel aún más grasa y alterada.
No uses productos demasiado matificantes. Aplicar demasiados productos matificantes a diario y en capas no controla mejor la grasa, al contrario, desequilibra la piel resecándola y provocando el efecto contrario. Con un tratamiento matificante es más que suficiente, y lo importante es buscar el equilibrio.
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