Segunda jornada de Don Felipe y Doña Letizia en Roma, comenzó con la visita al Palacio delQuirinal, donde fueron recibidos por el presidente Sergio Matarella y su hija, Laura.
Tras el encuentro de los dos Jefes de Estado donde se llevó a cabo una declaración institucional hablando de la buena relación que existe, los Reyes se dirigieron al Altar de la Patria para realizar una ofrenda floral y, posteriormente al Palacio del Bel Respiro donde les recibió la presidente Giorgia Meloni, con quien almorzaron, y donde se produjo un pequeño error de protocolo a la hora de posar, y que rápidamente fue solucionado.
El cariño de los italianos está siendo más que notable durante este viaje, y que se ha visto en las palabras de agradecimiento por parte de Matarella y de los presidentes del Senado y de la Cámara de los Diputados, después del histórico discurso que Don Felipe pronunció en el Palacio de Montecitorio.
Al comienzo de su discurso, Don Felipe mencionó a su padre, que nació en Roma: "No nací en Roma (como mi padre), pero permítanme intentar decir algunas palabras en el hermoso idioma italiano". El Rey, que fue interrumpido en varias ocasiones por los aplausos de los presentes, quiso destacar la importancia de la paz tanto en Ucrania como en Oriente Próximo, el acuerdo de la migración entre Italia y España, y la memoria contra "un pasado que no ha de repetirse ni como caricatura".
El día culminó con la cena de gala que el presidente italiano ofreció en honor a Sus Majestades, y al que asistieron cerca de doscientos invitados. La Reina, en un gesto de deferencia hacia el país anfitrión, optó por lucir moda italiana estrenando un vestido negro de gala, sobrio pero muy elegante, de Max Mara, con un cuerpo cuerpo sin mangas de georgette de seda y falda de raso brillante cortado al bies, que combinó con las pulseras del "lote de pasar" de Bulgari y pendientes de diamantes negros de la firma suiza De Grisogono. En esta ocasión, y como es habitual en países donde no hay monarquía, la Reina no ha lucido tiara.
La cena, típicamente italiana constó de crema de setas sobre panella de garbanzos con salsa de camomila; raviolis de pintada con fondue de provolone con aceite de laurel; cochinillo relleno de albaricoques asados y hierbas aromáticas, flanes de patatas, corazones de alcachofas, rollitos de berza y sopa inglesa.
En su discurso, Felipe VI ha pronunciado algunas frases en italiano explicando que lo que existe entre ambas naciones "no puede ser solo amistad, ni sintonía, ni complicidad, lo que alumbre las relaciones entre italianos y españoles: es más bien un sentimiento de hermandad, o, como lo definía otro gran siciliano y gran conocedor de España, Leonardo Sciascia, una ritrovata fraternitá". "Somos, en una palabra, Europa: esa misma Europa que hunde sus raíces en la Roma milenaria, y que volvió a renacer con la firma en 1957, en esta ciudad, del Tratado de las Comunidades Europeas".
En el último día de su viaje oficial, Don Felipe desayunará con una representación de empresarios italianos y españoles además de inaugurar el foro empresarial Italia-España, mientras que Doña Letizia mantendrá un encuentro con el personal español en la FAO. A la conclusión de estos actos,los Reyes se trasladarán a Nápoles, donde Felipe VI será investido como Doctor Honoris Causa por la Universidad Federico II, coincidiendo con el VIII centenario de su fundación.