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Muerte e intrigas en el Palacio de San Telmo

Allí se crió y enfermó mortalmente la reina María de las Mercedes.

Próximas las elecciones a la Junta de Andalucía, cuya sede es el Palacio de San Telmo, viene a nuestra memoria la historia de este edificio de estilo barroco, que empezó a construirse a finales del siglo XVII. A partir de 1846 se convirtió en el hogar de los duques de Montpensier. Y con ellos nació en aquel lugar una leyenda de muertes e intrigas, que relataremos sucintamente. Era aquel aristócrata francés, el duque don Antonio de Orleans, hijo del destronado rey Luis Felipe I. Casado con la hermana de la reina Isabel II, llevado por su enfermiza obsesión de poder, hizo cuanto pudo para destronarla, sufragando en gran parte los gastos de la revolución de 1868, llamada "La Gloriosa".

Pretendía don Antonio de Orleans, en connivencia con el general Serrano, que el trono vacante fuera ocupado por su esposa, doña Luisa Fernanda. Pero a ello se opondría el general Prim, tenaz enemigo de los Borbones, quien desde la Presidencia del Gobierno y mediante votación en las Cortes Constituyentes, logró su propósito de que quien reinara en España fuera un príncipe italiano, convertido en el Rey Amadeo I. Desde entonces, se recrudeció el odio hacia Prim y la ambición por ser algún día rey de los españoles de aquel duque de Montpensier que intrigaba a todas horas desde el Palacio de San Telmo sevillano, cuando no lo hacía en el piso del que disponía en Madrid en la calle de Fuencarral. Gran parte de su fortuna la invirtió en sus conjuras contra Prim, contratando sicarios, financiando periódicos de vida efímera, para atacar virulentamente al general y su gobierno.

El asesinato de Prim, fallecido trágicamente el 30 de diciembre de 1870, tres días después de ser atacado por unos malhechores, cambió la Historia de España. Quienes han investigado aquel magnicidio no dudan en señalar al duque de Montpensier como el gran inductor del asesinato, el encubridor de sus autores. El sumario no parecía admitir dudas al respecto. Siete años después de la muerte de Prim, su sucesor al frente del Consejo de Ministros, en la era de la Restauración borbónica, don Antonio Cánovas del Castillo, destituyó al juez y al fiscal de aquella causa, liberando así de cualquier responsabilidad penal a cuantos implicados existían, entre ellos el duque de Montpensier. ¿Por qué? La respuesta es sencilla: el rey Alfonso XII se había enamorado como un colegial de su prima María de las Mercedes.

En el salón principal del Palacio de San Telmo, los duques de Montpensier recibieron, honradísimos, al duque de Sesto, íntimo amigo por cierto de correrías amorosas del rey Alfonso XII, de quien portaba una carta manuscrita en la que solicitaba a sus tíos carnales la mano de María de las Mercedes, aquella joven a la que llamaron "Carita de ángel", por la dulzura de su bello rostro. La real boda tuvo lugar en la madrileña Basílica de Nuestra Señora de Atocha el 23 de enero de 1878 en medio de la algarabía popular. El novio contaba 21 años, cuatro años más que su prima y desde entonces augusta esposa. Entre la petición de mano y el enlace, el duque de Montpensier tuvo ocasión de maniobrar lo suficiente para que su nombre ya quedara definitivamente exonerado de cualquier indicio de culpabilidad en la muerte del general Prim. Así se libraban entonces en España algunas cuestiones judiciales. Porque ¿cómo podía ser entonces condenado a una severa pena el que se convertiría en suegro del Rey de España, esto es, el mencionado duque de Montpensier?

Siempre llevado por su invencible y terca pretensión de sentarse en el trono español creó en el sevillano Palacio de San Telmo una especie de minicorte. Tuvo diez hijos con doña Luisa Fernanda, pero por mucho que disimulara sus fidelidades y deberes conyugales gozaba con algunas amantes, entre artistas del folclore andaluz; andanzas extramatrimoniales que luego se convirtieron en coplillas. Poco duró la alegría familiar pues justo cinco meses después del regio enlace, la reina María de las Mercedes fallecía en el Palacio de Oriente dejando desconsolado durante mucho tiempo a su enamorado esposo, Alfonso XII. Era el 26 de junio de 1878, dos días después de que la finada cumpliera dieciocho años. Por las calles comenzó a divulgarse esta copla, que aún se ha recordado en tiempos cercanos: "¿Dónde vas, Alfonso XII?, / ¿dónde vas, triste de ti? / Voy en busca de Mercedes, / que ayer tarde no la vi. / Si Mercedes ya se ha muerto, / muerta está, que yo la vi, / cuatro duques la llevaban / por las calles de Madrid…".

¿De qué murió la joven Reina? En opinión de sus deudos, a causa del tifus, contraído tras un aborto mal curado. Pero se divulgó luego que fue por culpa del agua contaminada en las cañerías del Palacio de San Telmo, desde entonces calificado como maldito. Otros cinco hijos de los duques de Montpensier fallecieron en trágicas circunstancias también; muertes también relacionadas con la malsana residencia sevillana, llena de humedades por todas partes. Don Antonio de Orleáns, una vez aceptó los tristes destinos de la Providencia, trató de convencer a su yerno, el Rey viudo, para que contrajera nuevas nupcias con su otra hija, Cristina, cinco años mayor que don Alfonso XII. No quería perder su cercanía con la Corte. Pero se impuso el criterio responsable de Cánovas del Castillo para que la nueva Soberana fuese María Cristina de Habsburgo y Lorena.

El atribulado monarca dispuso que, en recuerdo de su primera esposa, se construyera en Madrid, para albergar sus restos, la Catedral de la Almudena. Transcurrirían ciento veintidós años, hasta que fueron trasladados desde donde yacían en el Monasterio de El Escorial, el 8 de noviembre de 2000. En cuanto a los duques de Montpensier, él se fue de este mundo en 1890, y su esposa en 1897. Antes de fallecer, la duquesa cedió los jardines de su residencia a la ciudad de Sevilla, que desde entonces llevan su nombre: es el muy frecuentado Parque de María Luisa. El Palacio de San Telmo lo legó a la Archidiócesis de dicha capital, convirtiéndose en Seminario en 1901.

Tras la Transición, pasó a la Junta de Andalucía como sede del Gobierno Autonómico. Donde hoy tiene su poltrona Susana Díaz. En vísperas del próximo 22 de marzo es una incógnita si continuará habitando el Palacio de San Telmo.

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