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Ucrania y el poder de una letra

La canción ucraniana se convirtió en la ganadora del certamen pese a la polémica y a un ritmo lejos de los habituales en los ganadores.

La canción ucraniana se convirtió en la ganadora del certamen pese a la polémica y a un ritmo lejos de los habituales en los ganadores.
Jamala, la ganadora | EFE

Llegó Jamala a Eurovisión envuelta en la polémica y se ha ido ganando, pero sin quitarse esa losa. La victoria de Ucrania en el festival, la segunda en la historia, ha venido acompañada por esa mezcla de política y extravagancia. De injusticia y formas extrañas de cambiar un sistema de votación, que ya era de por sí raro, pero que en esta edición ha sobrepasado todos los límites. La canción está inspirada en la deportación de los Tártaros por el ejército de Stalin en la guerra de Crimea y en la experiencia personal de la cantante. Su bisabuela fue una de las deportadas con sus cuatro hijos, uno de los cuales no sobrevivió.

La letra de 1944, ganadora de este festival, no tiene mensajes políticos pero el estribillo está escrito en el idioma tártaro, de donde es Jamala. El Festival aceptó la letra con la indignación de Rusia, que pretendía frenar la llegada de Ucrania este año al certamen. Con todo esto se pueden imaginar cómo estaba la situación. Sólo faltaba que Eurovisión elevara al país a una categoría que realmente no tiene, pero sí consiguió con el voto mayoritario de todas las repúblicas exsoviéticas.

Hay una esencia que no es limpia en el festival. No por nada raro ni debido a nada, yo no me dejaría llevar por esas cosas. Pero sí hay unas ganas enormes de complicar todo, de cara a nuevos países, de cara a aspectos económicos que no acaban de resultar transparentes.

No ha sido buena la idea del nuevo sistema de votación. Un sistema que presenta unos resultados determinados después de los votos del jurado profesional, pero que cambia con la introducción al cincuenta por ciento del televoto. Así, Polonia estaba última antes de saber la opinión del público y acabó cuarta. Por eso iba a ser una victoria abrumadora de Australia (ya de por sí extravagante, pero justa) y resultó ser un triunfo de una Ucrania que estaba séptima antes del público. Por eso Rusia se quedó a las puertas siendo la favorita. Y por eso Bulgaria, con una canción completamente olvidable, quedó cuarta. Por eso Italia, con una balada fantástica, quedó 16º. Cosas de este festival.

El año que viene Kiev albergará el show, una vez conocido el resultado de este año. Será tiempo de volver a ilusionarse con una gran actuación de España, de volver a hacer las quinielas, de presentar filias y fobias. Pero no valdrán de nada. Eurovisión se dejará llevar, de nuevo, por el público, perdiendo toda esencia del festival. Un certamen del que ya no queda nada de lo que fue. Lamentablemente.

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