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El curioso incidente de Loreta Tovar mientras rodaba desnuda

La actriz, una de las musas del cine de destape, alardeaba: "Fuí en España la pionera del tanga".

La actriz, una de las musas del cine de destape, alardeaba: "Fuí en España la pionera del tanga".
La actriz Loreta Tovar | Archivo

Esta extremeña que ha cumplido al filo de la última primavera sesenta y siete años redujo su apelativo. Llamada María Dolores del Loreto Tovar pasó a llamarse Loreta Tovar en su carrera cinematográfica, iniciada de una manera casual cuando sólo tenía catorce años. Resulta que era vecina de Narciso Ibáñez Serrador, quien buscaba adolescentes y jóvenes para su película "La Residencia" y un día, al encontrarse con ella a las puertas del ascensor del mismo edificio le propuso un papel, lo que a ella le hizo mucha ilusión. Tuvo Chicho que convencer a los padres de la muchacha, como es natural. Aquel rodaje supuso para Loreto un mundo nuevo, conoció a la protagonista, Lilli Palmer, que la trató con cariño. Y luego prosiguió sus estudios.

Era hija de un abogado, natural de Cáceres, estuvo en Sevilla cursando sus primeros estudios escolares con las Monjas Escolapias. Ya en Madrid, se interesó por una corta carrera, la de Técnico de Publicidad. Ejerció temporalmente de modelo. En Italia intervino en unos anuncios publicitarios dentro de una campaña de promoción del tomate, "el pomodoro". Y de Milán se trasladó a Japón, ganando mucho dinero. Fue a partir de 1971 cuando desarrolló su historial cinematográfico a lo largo de una treintena de títulos en aquel cine de la Transición, hasta su despedida de la pantalla en 1985. Películas donde se desnudaba al dos por tres, en ocasiones sin venir a cuento, con argumentos de vodevil o folletinescos. Asimismo fue habitual actriz en una serie de filmes de terror, donde también era obligada a aparecer en cueros vivos, en dobles versiones al principio cuando aún la censura campeaba a sus anchas. Loreta Tovar aportaba un físico menos habitual en las pantallas españolas, al ser rubia, de aire nórdico, con unos bellos ojos verdes y una figura desde luego estilizada y elegante. Llegó a utilizar varios sobrenombres, jugando siempre con su nombre real: Loretta Tovar, Loli Tovar, Dolores Tovar, Loretta Martín, María Dolores Tovar y Lorena Tower. No conocemos un caso igual entre actrices de su generación.

Rodar en pelotas no supuso para Loreta Tovar pudor alguno, salvadas las primeras veces que lo hizo. Comentaba que si en Ibiza, donde veraneaba, iba en top less tan ricamente, nada le costaba quitarse ante las cámaras su braguita también. En una portada del semanario Garbo de 1975 alardeaba así: "Fuí en España la pionera del tanga". La llamaban de otras revistas a sabiendas de que no se negaría a quitarse la ropa ante el fotógrafo de turno: en Interviu, Party, Personas, Papillón, Pronto, Diez Minutos… Su hermana Marisa también se animó a seguir los pasos de Loreta y coincidieron en algunas películas. El padre ya había fallecido y la madre, les decía: "¡Ay, si él viviera…! ¡Nos hubiera matado…!"

La filmografía de Loreta Tovar tiene títulos tan sugerentes como "Las violentas", "Mi adúltero esposo", "El in...moral", "Haz la loca y no la guerra", "Las siete magníficas y audaces mujeres" y unas cuantas de la factoría de Mariano Ozores, el director y guionista que más comedias de enredo y despelote realizó en esos años, con Esteso y Pajares de protagonistas: "Queremos un hijo tuyo", "Qué gozada de divorcio", "Los liantes" y "Cuatro mujeres y un lío".

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Portada de la revista 'Fotogramas'

Pero donde Loreta Tovar consiguió posiblemente más relevancia fue en el cine de terror, en papeles de vampiresa despelotada, o en personajes de ciencia-ficción y misterio. Así en "Los pasajeros", "Los ojos siniestros del doctor Orloff", "Una vela para el diablo", "La llamada del vampiro", "El espectro del terror", "La muerte llega arrastrándose…". Recordaba la actriz cacereña que en "Ceremonia sangrienta" el maquillador le puso mercromina en el pelo, para figurar que sangraba y resultó que sus cabellos se tiñeron de rosa cuando "la degollaba" el protagonista, Espartaco Santoni para saciar a Lucía Bosé, que hacía de Drácula con faldas. Loreta contaba asimismo, muy divertida, que para caracterizarse de vampiresa tenía que usar unos colmillos que le había hecho a medida un protésico dental. Por dentro llevaba una bolsita llena de un líquido simulando también que era sangre, cuando lo que ella absorbía le recordaba el sabor a sirope. Lo peor que llevaba era hablar en tales condiciones en el momento de vocalizar.

Otro momento entre siniestro y regocijante fue cuando hubo de rodar en "El ataque de los muertos sin ojos" una secuencia metida en un ataúd. Como quiera que hubo que repetir varias tomas, Loreta acabó dormida. Sólo en 1973 se estrenaron siete películas en las que participaba, como "Las garras de Lorelei", que le permitió conocer a Tony Randall, el actor norteamericano de aquella comedia con Doris Day y Rock Hudson. Se hicieron amigos, aunque sin ninguna connotación amorosa, porque Tony viajó a España del brazo de su mujer. Sabedora Loreta que al galán le apasionaba visitar a las videntes, lo llevó a una señora que echaba las cartas.

No nos resistimos a referirles lo que le ocurrió a Loreta rodando "Tarzán y el tesoro Kawana". Puesto que había que ambientar la historia como si los actores se encontraran en plena selva contaron con un mono adiestrado. Con todo, el simio hizo de las suyas, como era previsible. Y llegada una escena en la que Loreta Tovar estaba completamente desnuda, el mono, fijando su mirada en el cuerpo de la bella extremeña… ¡se puso a cien! Hubo que cortar y empezar de nuevo. Si los dejan solos a Loreta y al mono la película habría concluido con la calificación de un montón de equis.

Y como ya dijimos, llegado el año 1985 Loreta Tovar se despidió de su vida cinematográfica. Se pasó a la televisión interviniendo en alguna serie popular, como "Clase media". Y ya emprendió su adiós a la farándula. De su vida sentimental no se supo nunca mucho porque si en la pantalla o en vodeviles teatrales resultaba muy atrevida, en cambio en la intimidad, de cara a la galería, se mostró siempre cauta y discreta, al punto que no recordamos ninguno de sus novios. Que los tuvo, desde luego. El único romance que trascendió algo fue el que sostuvo con Tony Isbert, el nieto del inolvidable don José, pero aquel idilio no pasó de eso, dado que ninguno de los dos quiso comprometerse. Y así lo atestiguó ella en una portada de Pronto: "Nunca nos casaremos".

Pero Loreta sí llegó al matrimonio, aunque no hemos encontrado referencia alguna de tal boda… si es que la hubo. Investigando lo único que hemos sabido es que en el pasado mes de junio fue madrina de su hijo Thor.

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