
Bing Crosby, uno de los más afamados cantantes norteamericanos de proyección internacional, murió hace cuarenta y cinco años cuando se encontraba en el Club de Golf de la Moraleja, en Madrid, después de jugar un partido, a causa de un infarto de miocardio. Ese recinto deportivo ha sido estos pasados días objeto de muchos comentarios por la conducta de uno de sus socios, al que acompañaba una prostituta, quien se despojó de la parte de arriba de su biquini ante el estupor y desagrado de un buen número de personas que presenciaron la escena, que reflejada en dos vídeos se difundió a través de las redes sociales, llegando a ser lo que ahora se llama "viral", "trending topic". Si bien el socio que había llevado a su ocasional acompañante al Club de La Moraleja podría ser objeto de la expulsión o, en su defecto multa, porque además montó un follón tras los aspavientos y gritos de muchos asociados, resulta que su "escort", como se llama en fino a las mujeres que se van con quienes las contratan en alguna excursión, denunció a los que la grabaron con sus móviles y luego expandieron las imágenes en las redes. Y si el juez admite a trámite esa demanda, el asunto podría costarles caro a esos socios del Club de Golf de la Moraleja al atentar contra la intimidad de la susodicha, que conllevaría una pena de prisión.
No se tiene noticia de que en tan restringido y elitista Club se hubiera producido escándalo alguno, y menos de la naturaleza de ese acto de supuesta inmoralidad o en todo caso de falta de respeto, pues la mujer en cuestión, de nacionalidad brasileña, no sólo exhibió sus pechos al aire, sino que después se orinó en el césped e insultó a las señoras que la increparon. Este Club de la Moraleja tiene lógicamente sus normas, aceptadas por los socios que desde 1973 pertenecen a él, cuando se fundó, entre accionistas de la alta sociedad. Investigado este incidente antes referido, se ha sabido que el socio que acudió con la brasileña está atravesando un mal momento, tras su divorcio matrimonial. Por lo contado, no aceptaba que su ex continuara siendo socia del Club y mantuviera por tanto sus derechos y la propiedad de unas acciones, de ahí que ese malhadado día montara tan esperpéntico espectáculo con una barragana. A la que defendía sin razón alguna entre gritos e imprecaciones.
El Club de Golf de la Moraleja, situado al norte de Madrid en una zona privilegiada, tiene entre sus socios a relevantes personalidades de la vida social y empresarial española. Y personajes populares como Julio Iglesias, aunque éste no juegue al golf, al menos asiduamente. Y allí apareció el 14 de octubre de 1977 un veterano colega de nuestro internacional cantante, nada menos que Bing Crosby, quien en los años 30 del pasado siglo empezó su carrera de "crooner", o vocalista de grandes orquestas, formó un dúo, y luego fue no sólo en solitario un cantante de fama universal: también actor de setenta películas, entre ellas Las campanas de Santa María, donde interpretó a un sacerdote, en 1945; Navidades Blancas, de 1954, en cuya banda sonora se encontraba el villancico de igual nombre, que en disco alcanzó espectaculares ventas todos los años en esas fechas, y Alta Sociedad, donde formó una singular y romántica pareja con la bellísima Grace Kelly, en su mejor momento.
Bing Crosby fue, además, el maestro del mismísimo Frank Sinatra, reconocido por éste. Con un parecido estilo, un dominio del "swing". Crosby quería licenciarse en la carrera de Derecho, que no llegó a culminar, pues su vocación musical se impuso finalmente en su futuro profesional. Se casó dos veces. Su primera esposa, la actriz y cantante Dixie Lee, que le dio cuatro hijos, murió de cáncer en 1952. Cinco años más tarde contrajo segundas nupcias con la también actriz Kathryn Grant, con quien tuvo tres hijos. Un hombre muy familiar, en consecuencia, con tan profusa prole. Y un artista de la canción y el cine de prestigio internacional sin duda alguna, que aparece en las enciclopedias de ambas modalidades.
Bing Crosby había grabado en 1982 otro villancico popular, de una autora norteamericana, "El pequeño tamborilero" (recuérdese la gran versión que en español hizo nuestro Raphael), quien en su último "show" en televisión volvió a interpretarlo, sólo que en esta ocasión junto a un ídolo juvenil, el británico David Bowie. Ambas grabaciones discográficas tuvieron gran repercusión. Bing Crosby era un respetado veterano que supo aceptar ese envite con un colega de éxito, muchos más años más joven.
El golf era su mayor pasión. De ahí que viajara a Europa, una vez más, aquel otoño de 1977 y desde París se embarcara rumbo a Madrid únicamente para jugar en el Club de la Moraleja teniendo como compañero a un joven campeón, Manuel Piñero. Hizo dieciocho hoyos aquel mencionado 14 de octubre. Algo cansado se retiró a la sede social cuando de pronto sufrió un infarto agudo de miocardio. Llevado urgentemente al hospital de la Cruz Roja, ingresó ya cadáver. La embajada de Estados Unidos se hizo cargo de la repatriación de los restos de Bing Crosby, por vía aérea, hasta Los Ángeles, tras comunicar la infausta noticia a su esposa. El actor-cantante tenía previsto irse unos días a Palma de Mallorca, también a participar en unas jornadas golfistas.

