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Carmen Jara cerró los ojos de Encarna Sánchez en el lecho de muerte

Carmen Jara, puntal del equipo de Encarna Sánchez, fue testigo de tiempos importantes para la radio española.

Los sonidos del día: Carmen Jara, voz de la copla y de la radio española

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Carmen Jara, puntal del equipo de Encarna Sánchez, fue testigo de tiempos importantes para la radio española.
Con Encarna Sánchez | Archivo

Carmen Jara fue un puntal en el equipo que dirigía Encarna Sánchez en la cadena Cope. Eficaz siempre con el teléfono entre sus manos durante cada jornada, de lunes a viernes, gestionando buena parte de los contenidos de "La mesa camilla", uno de los espacios del programa conducido por la estrella almeriense de la radio. Allí, junto a Encarna, hacían corrillo y entremezclaban chismes y divertidos comentarios Paquita Rico, Marujita Díaz, Mari Carmen Yepes y Carmen Jara. Siempre las intervenciones de ésta resultaban tan chispeantes como amenas, pues evocaba un amplio anecdotario con episodios vividos por la cantante onubense en sus tiempos activos como artista de la copla.

"Nunca hubo discusiones entre nosotras – confesaba Carmen – pero sí era un descontrol… ¡de alegría!". Encarna Sánchez, con su genio habitual, ponía orden si alguien desbarraba. Con sentido del humor, Carmen le decía alguna vez: "¡Tienes muy mala leche!". Eran buenas amigas y compañeras todas ellas. Acaso Carmen, fuera de los estudios a espaldas de Cibeles, veía más a Encarna; en bastantes ocasiones en casa de su hermana Soledad y Paco Gordillo, el mánager de Raphael. Fue Carmen quien le presentó al "Niño de Linares" en razón de la amistad que tuvieron desde aquellos tiempos de sus comienzos artísticos en compañías pueblerinas.

Carmen Jara vivió de cerca cuantas historias sentimentales protagonizó Encarna Sánchez. Primero, y hasta que murió, con la secretaria bercelonesa que se trajo desde Barcelona, de sus primeros tiempos en Radio Miramar: Nuria Abad. Como asimismo Carmen supo cómo ésta fue preterida por otra mujer en el corazón de la locutora: Mila Ximénez, la ex de Santana. Uno de los grandes amores de Encarna. A la que también dejó porque a su vida llegó Isabel Pantoja. Cuando ésta hizo buenas migas con María del Monte, Encarna Sánchez, celosa y sintiéndose agraviada por ese inesperado ataque de cuernos, empezó a padecer la enfermedad que la llevaría a la tumba. Y todos esos capítulos de amores y desamores los conocía al dedillo Carmen Jara. Nunca en vida de Encarna quiso hacerlos públicos. Su lealtad era proverbial. Y su gran sentido de la ética.

Carmen acompañó a Encarna, junto a otras compañeras del programa, a París, donde a la locutora trataban de su cáncer. Y luego a la clínica de Pamplona, continuando el tratamiento oncológico. Cuando ya fatalmente los médicos diagnosticaron su inmediato final, Encarna quedó en su casa, donde la antes citada Nuria Abad, que había vuelto, decidía quiénes podían visitar a la moribunda, tarea en la que la secundaba el productor radiofónico Pedro Pérez. Carmen Jara estaba al corriente de todos aquellos movimientos, sintiendo cómo a la enferma, su gran amiga, la aislaban de amigos que querían despedirse de ella. Se dijo que era todo un "secuestro". Y llegó el 5 de abril de 1996, tarde de Viernes Santo. Una sirvienta llamó por teléfono a Carmen Jara, quien ya figurándose que Encarna estaba en las últimas, corrió hasta su lecho de muerte. Eran las tres menos cuarto cuando Encarna Sánchez, la locutora más popular de España, murió en sus brazos.

Carmen Jara lamentó que deprisa y corriendo Encarna fuera incinerada y sus cenizas aventadas en aguas del Mediterráneo, en una ceremonia con pocos testigos, con tintes patéticos. Y en días sucesivos se conoció la sorpresa de su testamento a favor de una antigua amante, la actriz Clara Suñer. Carmen nunca comprendió aquello. Se suscitó que la gran locutora pudo haber dictado otro testamento, tal vez sin haberlo legalizado en una notaría. Documento que nunca apareció. Tampoco Carmen pudo estar de acuerdo con que su sobrino Sacha Gordillo, ahijado de Encarna, al que mucho quería ésta, no fuera beneficiado con nada del importante patrimonio de la comunicadora, estimado en alrededor de dos mil millones de pesetas. Sospechas siempre existieron sobre quienes podían haber manipulado algunos documentos, servirse de ellos o de objetos y dinero en mano. Mejor no citar nombres de los presuntos sospechosos. Había que aportar pruebas, por supuesto. Si hubiera querido Carmen...

Carmen Jara ha vivido los últimos años sin olvidar aquellos amargos días que vivió al lado de Encarna. Sintiéndose poseedora de gran parte de la verdad, si no toda, del misterio que rodeó ese testamento tan sorprendente. Guardaba en su memoria ese tesoro de recuerdos, mientras era la voz alegre cada mañana de jueves en la "Crónica rosa" del programa de Federico. Sus compañeros, los miles y miles de oyentes, estamos contritos.

En Chic

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