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María Bravo, la malagueña que enamoró a Bruce Willis

Enamoró a Bruce Willis, se casó dos veces y sigue con su novio de hace ocho años.

Enamoró a Bruce Willis, se casó dos veces y sigue con su novio de hace ocho años.
María Bravo saltó a la fama por su breve relación con el famosísimo actor de Hollywood Bruce Willis, aunque rodó cinco películas como actriz. Una de ellas Too much, donde coincidió con Antonio Banderas y Melanie Griffith. | Cordon Press

A María Bravo la recordarán muchos de nuestros lectores, quizás, por sus apariciones, hace tiempo, en programas televisivos rosáceos: "Corazón, corazón", "Sabor a tí", "La noche abierta"… Nada importante para lo que hizo mucho más tarde. Las revistas del color la incluyeron una temporada en sus páginas mientras estuvo encamada con Bruce Willis, y eso la situó entre las mal llamadas famosas, hoy también "influencers", anglicismo de quiénes por lo visto ignoran que en nuestra lengua existe el vocablo influyente que significa eso mismo, luego no han inventado nada los que vituperan el español, en particular en ciertas revistas femeninas.

Pero vayamos al pasado de esta marbellí nacida el 18 de octubre de 1967 llamada María Rosado Bravo, de familia tan humilde que había días que, para comer, tenían que recurrir a Cáritas. Infancia dura la suya. Se interesó pronto por el flamenco, bailaba sevillanas en locales malagueños. Pero, se preguntarán ustedes: ¿cómo es que ha llegado a ganar una "pastizara" por esos mundos de Dios, instalada en Los Ángeles y luciendo modelazos de firma aunque sean ultimamente de confección "curvi"? Pues valiéndose de astucia femenina, intuición, ausencia de timidez para introducirse en fiestas de alto copete, que se decía antiguamente, y colocándose al lado de gentes importantes, si veía un fotógrafo que la enfocaba por su indudable atractivo. Su encuentro con la ya afamada Eva Longoria le facilitó su ascenso social, artístico y económico.

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El primer golpe publicitario de María Bravo data de 1999, cuando en los alrededores de la madrileña plaza de Neptuno, justo a espaldas del hotel Palace, se inauguraba Planet Hollywood, local de ambiente selecto, que atrajo en seguida a jóvenes y menos jóvenes a sus instalaciones. Una discoteca que venía a ser sucursal española (hubo otra en Barcelona, me parece) cuyos propietarios eran astros del cine mundial, como el protagonista de "Rocky, y no sé si también nuestro Antonio Banderas y Swarzwnagger tenían asimismo intereses en el negocio. Que ya se cerró, al menos aquí. El caso es que en la noche inaugural, la estrella masculina era Bruce Willis, el popular héroe de "La jungla de cristal", que atrajo inmediatamente las miradas de los invitados a la fiesta. María Bravo estaba allí y no perdió ocasión de hacerse la remolona junto al guapo en cuestión. Y éste, cayó en seguida en las redes de nuestra bella compatriota, cabellos castaños, ojos marrones, espectacular figura de curvas y trasero, que no pasaban inadvertidas para los varones (si no también para algunas de ellas) y menos para un seductor como Willis, incapaz de ser inmune a esos encantos. Y se enrollaron como estaba escrito.

Decidida a irse con él a Los Ángeles, quiso antes adquirir eso que se llama "un poco de mundología", y viajó a París, Panamá, Bangkok y Manila. Ella y Bruce Willis terminaron viviendo en Hollywood un par de años. Las hijas que Bruce tuvo con Demi Moore estaban encantadas con la simpática malagueña que, aunque no ejercía de supuesta madrastra, sabía que era mejor confraternizar con ellas para reforzar su lío con Willis.

Esa convivencia posibilitó que María Bravo compartiera con su amante encuentros con auténticos famosos del cine mundial. ¿Qué hizo ella, sobre todo cuando se rompió su unión sentimental con Willis? Bastantes cosas. Se procuró unos estudios básicos en la UCLA (Universidad de Los Ángeles), de Finanzas Internacionales, para permitirle ser corredora de Bolsa. Montó luego una empresa de publicidad, aunque con anterioridad fue voluntaria en un centro situado en Los Ángeles frecuentado por inmigrantes para los que hacía de intérprete, dado que sus conocimientos de inglés ya eran potables. Nada como practicar sexo e idiomas en noches de amor. Se aprende antes.

María Bravo se hizo en ese centro muy amiga de Eva Longoria, que colaboraba en ese lugar con fines sociales. Y en el rodaje de la película "Carlita´s Secret" volvió a coincidir con Eva, donde por cierto se daban un lote lésbico, aunque ambas no eran precisamente practicantes. Ahí es donde la amistad entre ambas, sin otras connotaciones sexuales insistimos, se hizo proverbial y montaron varios eventos de carácter benéfico, trabajando en una Fundación contra el cáncer. Esa institución fue el punto de arranque posterior para su proyecto en común Global Gift Fundation, que primero, a partir de 2009, presidió Eva Longoria y después la sustituyó María Bravo. La finalidad de tal entidad no es otra que recaudar fondos para ayudar a niños necesitados. Anualmente tiene lugar una gala en Marbella a la que acuden personalidades de la vida social y artística: Antonio Banderas es un abnegado colaborador, Bertín Osborne, Victoria Beckam y algunas celebridades que con su presencia y apoyo económico contribuyen a ese evento sin afán de lucro. En eso, insisten, por aquello de las habladurías en estos tiempos de ávidos corruptos. A María Bravo (porque Eva Longoria ya tenía proyección internacional) tal acontecimiento estival le supone un plus importante de notoriedad.

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María Bravo junto a su amiga Eva Longoria

Durante ya su casi permanente estancia en Los Ángeles, María Bravo quiso en sus primeros años acceder al muy cerrado círculo cinematográfico. Siendo hispana, como por aquellos pagos se conocen a las latinas, resulta dificilísimo intervenir en películas que no sean de serie B, o en series televisivas de poco coste. Así es que María tuvo que conformarse con aparecer en algunas de ese tipo, como "Casadas en Hollywood", "Millonarias en Miami", "Cásting de pelotas", cuyos argumentos pueden imaginárselos; les ahorro detalles. Donde la marbellí mostraba generosamente ante las cámaras su cuerpo serrano. Cuando ganó suficientes dólares se cuenta que produjo algunos documentales y hasta los invirtió en la serie "Hada Madrina", de 2016, reservándose un papel destacado.

Una belleza como María Bravo, con esa hiperactividad en centros neurálgicos de Los Ángeles, o en Marbella cuando retorna en verano, no podía ser ajena a encuentros con hombres importantes. Amores se le suponen como para escribir un libro denso, pero de lo que se trata es de contar los que de verdad le han llegado al corazón. Quizás el primero fue un banquero canadiense, con quien se casó, vivió unos años felices, diez exactamente, hasta que él perdió la vida, a consecuencia de un fulminante infarto. El segundo de sus buenos amantes tampoco era un desclasado ni un vendedor de iguales de la ONCE, sino descendiente de la todopoderosa familia de los Cartier (ya saben, relojes de marca, joyas de ensueño), biznieto exactamente del fundador de esa saga. Ese Jean Dousset consiguió casarse con María Bravo: no tuvo tampoco que insistir demasiado. Mas la cosa entre ambos no funcionó, ignoramos por qué, y se divorciaron. No hay que ser adivino para intuir que de ambos matrimonios ella sacó suficiente tajada. Piensen lo que quieran, porque María, no se olvide, es muy solidaria y mira por los desfavorecidos también. Por ejemplo, en Estepona, una plaza situada entre las calles El Cid y Goya, lleva su nombre, que le dedicaron por su filantropía.

Se estima que el patrimonio de María Bravo, aquella niña de familia pobre de Marbella, hoy fluctúa entre el millón y los cinco millones de dólares. No han sido muy precisos los que la han calculado. Pero, vamos, ya no tiene preocupaciones como pueda tenerlas yo en este inquietante 2023. Pago la luz, y me quedo tieso. Voy al mercado y me salgo.

Nuestra protagonista se considera una mujer feliz, comprometida con sus causas benéfico-sociales, sus fiestorros, sus exhibiciones públicas marcando eso que se viene llamando tendencia, y sabiendo que en las redes sociales tiene mucho éxito. Se han contabilizado veinticinco mil seguidores en Twitter, treinta mil en Instagram y "sólo" doce mil en Facebook.

Pero lo mejor que tiene a su lado es un paisano, Nicolás Escámez Galera, diseñador de interiores, o interiorista si lo prefieren; empresario que desde 2014 es el novio oficial de esta María Bravo cuyo "leit motiv" en esta vida en pasárselo "debuti" con esta leyenda: "De Marbella al mundo".

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