
Adrien Brody es, a sus cincuenta años cumplidos este 14 de abril, un acérrimo enemigo del matrimonio. Ha tenido un montón de bellezas a su lado, pero nunca se ha comprometido más allá de convivir con ellas, sin papeles de por medio. Su última aventura amorosa lo relaciona con una mujer singular: la que fuera esposa de Harvey Weinstein, el condenado en una cárcel por abusar de un sinfín de actrices, en lo que se conoce como el # MeToo.
Nacido en un barrio modesto de Nueva York, hijo de un profesor jubilado polaco y una madre húngara fotógrafa, Adrien ya manifestó de niño sus ansias de ser, primero mago y luego actor. Lo que consiguió tras no pocos esfuerzos. La película que lo dio a conocer en todo el mundo, proporcionándole un gran prestigio, fue El pianista, dirigida por Roman Polanski. Se presentó a las pruebas, fue elegido y, a partir de ese momento, rompió prácticamente con todo lo que le rodeaba, entregado por entero a estudiar su papel, el del personaje del pianista judío Wladyslaw Szpilman, que huía para no ser detenido por los nazis durante el holocausto de la II Guerra Mundial. Su interpretación extraordinaria le valió el Óscar al mejor actor de 2002, siendo el más joven de cuantos aspiraron hasta la fecha en lograr la estatuilla dorada. Se supo entonces los sacrificios que hizo: vender su apartamento, yéndose a vivir a un lugar donde nadie lo importunara; recibiendo lecciones de un profesor de piano hasta aprenderse las notas de muchas piezas de Chopin. De resulta de esa conducta, su novia lo abandonó.
Adrien Brody se recuperó de esa pérdida sentimental pues, no siendo precisamente un galán irresistible, dueño de una nariz aguileña muy destacada, posee un currículo amoroso que lo vincula a muy atractivas actrices, entre ellas Monet Mazur, la murciana Ángela Calvo, Elsa Pataky y la fotógrafa Michelle Dupont. De las citadas, sin contar otras, Elsa Pataky le llegó muy dentro a su corazón. Durante tres años, entre 2006 y 2009, fueron una pareja muy compenetrada y a menudo aparecían en las revistas del corazón, como en aquel reportaje de ¡Hola!, con portada incluida, donde se les veía dentro de un castillo de 1890, en Nueva York, decorado por Giorgio Armani, que el actor regaló a su guapísima novia de entonces. Elsa vivía en un sueño. Del castillo nunca más se supo. Puede que sólo lo alquilaran para aquella exclusiva fotográfica, o Adrien se lo quitó de en medio. Dejaron de verse pero amistosamente.
Entre película y película, Adrien fue conociendo a otras mujeres. Muy cotizado en Hollywood y en el cine europeo también, tuvo sin embargo un sonoro fracaso cuando accedió a convertirse nada menos que en un mito de la tauromaquia, Manuel Rodríguez "Manolete", dirigido por un "guiri" que de nuestra fiesta sabía lo que yo de sánscrito. Espantosa película de 2008 que tardó en estrenarse, por problemas de la productora y acaso también porque ningún distribuidor se atrevía a dar a conocer semejante engendro.
Adrien Brody tenía en el pasado una afición a montar en moto, pero la fue perdiendo después de que en 1992 se estrellara contra un coche, permaneciendo ingresado en un hospital varios meses. Lo que sí practica ahora asiduamente es la pintura, habiendo exhibido en varias ocasiones sus cuadros. Es un hombre discreto en su vida privada, que huye de fiestas siempre que le es posible. Tampoco se le suele ver con sus amores. Desde hace un par de años convive con una rubia espectacular, Georgina Chapman, actriz, cuyo nombre no les dirá a ustedes absolutamente nada. Pero sí al decirles que estuvo casada con el productor cinematográfico Harvey Weinstein, que sigue en la cárcel purgando su delito: el de haber abusado sexualmente de muchas de las actrices que citaba en su despacho para ver si las contrataba en alguna de sus películas… a cambio, si accedían, a llevárselas al catre.
Ese matrimonio tuvo dos hijas, quienes, tras el divorcio en 2028, quedaron bajo la custodia de la madre, Georgina. De ese modo, sin comerlo ni beberlo, Adrien Brody ejerce de supuesto padrastro. Ella tiene una buena corriente bancaria, pues su entonces adinerado esposo llegó a un acuerdo en el proceso del divorcio mediante y tuvo que pagarle la friolera de veinte millones de dólares. Probablemente, ella tiene más "pasta" que Adrien. Lo que ignoramos es si, como en casos así donde existe diferencia pecuniaria en una pareja , han recurrido a una visita al notario para dejar por sentado que tienen separación de bienes.

