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La solitaria vida en Tenerife de Mari Carmen, la de los muñecos, a sus 80 años

Mari Carmen, popular ventrílocua que sedujo a la audiencia con sus guiones, ha fallecido a los 80 años.

Mari Carmen, popular ventrílocua que sedujo a la audiencia con sus guiones, ha fallecido a los 80 años.
Mari Carmen y Doña Rogelia. | Gtres

Fue la única ventrilocua española auténticamente popular. Sus guiones, con un contenido lleno de humor y ternura. Cuando actuaba cara al público les añadía algunas pícaras alusiones que, en salas de fiesta a altas horas de la noche, incrementaba aún más con alusiones verbales de más calado erótico. En televisión, no, nunca, y menos en horario infantil. Así es que su auditorio era diverso, entre la grey infantil, jóvenes y gente de edad madura. Sus cuentas bancarias iban aumentando. Mari Carmen vivió sus últimos años tranquila, en un chalé en Canarias, en soledad. Su matrimonio fracasó. Tuvieron un hijo, que es quien administra los bienes de su madre. Lo que peor llevaba en los últimos tiempos Mari Carmen es que poco a poco se hayan olvidado de ella, no la llamasen de ninguna cadena de televisión y no sonase el teléfono para alguna gala. Cumplió ochenta años este 4 de mayo en la misma casa donde una caída fortuita ha causado que pierda la vida.

María del Carmen Martínez-Villaseñor Barrasa era natural de Cuenca. El primer paso, antes de convertirse en ventrilocua, lo dio en un teatro guiñol que había en el Retiro madrileño. Era del padre de José Luis Moreno, llamado Natalio, quien se ofreció a ayudar a la joven manchega, a la sazón con dieciséis años. Tres estuvo los fines de semana manejando con los dedos aquellos muñecos, prestando una variedad de voces, ante una concurrida presencia de niños sentados en el suelo, riendo las ocurrencias y gritando cada vez que los invitaban a hacerlo. Una época felicísima para quien ya en solitario, a partir de su debut en Televisión Española en 1967, en el programa Noche del Sábado, se convirtió en Mari Carmen y sus muñecos. El añadido después del nombre ya era inevitable cuando era anunciada o aparecía en los medios de comunicación. Siempre en compañía de cuatro de ellos, aunque tuvo otros, que respondían a los nombres de Nikol, el pato; la adolescente Daysi; un león mariquita llamado Rodolfo y el que más notoriedad le produjo: doña Rogelia.

Alguna vez contó la ventrílocua que el descubrimiento de esta simpática y parlanchina viejecita fue cuando cierto día, de paseo por la serranía conquense, tropezó con una mujer mayor, con quien entabló una improvisada conversación. De aquel ocasional encuentro, dio en incorporar a su elenco de muñecos de cartón la presencia de esa algo cascarrabias anciana, imprescindible en todos sus espectáculos. Ni qué decir tiene que esos cuatro muñecos los tiene bien guardados en su chalé del Puerto de la Cruz, en la isla tinerfeña, en donde vive desde hace tres años, aunque ya con anterioridad había adquirido allí una propiedad. No es la única que posee. Que sepamos es dueña de otro chalé en Pozuelo de Alarcón (Madrid), cercano al que habita José María Aznar y su familia. De la administración de sus bienes se encarga su hijo Miguel, que reside en Madrid y tiene cuarenta y dos años.

Tuvo Mari Carmen una vida profesional muy activa, pero se sabía poco o casi nada de su vida privada. Si acaso, se la veía de vez en cuando con su madre. Pero de amores nunca aportaba pista alguna ni se le conocieron relaciones sentimentales. Se rumoreó que tonteaba con el siempre seductor Jimmy Giménez-Arnau, aunque si hubo entre ambos algo más allá de algunos arrumacos, es algo que no pudo probarse. Por esa discreción en materia amorosa, Mari Carmen dio la campanada cuando se supo que quería casarse con un joven donostiarra y que su madre no estaba muy contenta con esa decisión.

Su novio en cuestión estudiaba la carrera de Derecho, era de San Sebastián, hijo de un promotor de boxeo apellidado Almazor, al que conocí superficialmente cuando lo entrevisté nada más firmar un acuerdo con su paisano, el levantador de piedras José Manuel Urtáin, convertido en púgil que ganaba peleas amañadas. Ese hijo del entrenador del "morrosko", de nombre Manuel, estuvo tres años saliendo con Mari Carmen, casándose con ella en ceremonia civil en 1980. Al año siguiente nació Miguel, el único hijo de la pareja. Fueron objeto de frecuentes apariciones en la prensa hasta que sin dar explicaciones se fueron distanciando.

Mari Carmen publicó tres libros. Preparaba el cuarto, del que no tenemos noticia. Todos ellos en torno a sus muñecos, a su vida artística. Allí en su chalé canario disponía de toda suerte de comodidades. Se entretenía con un pequeño huerto, del que se surtía a la hora de meterse en la cocina. Y en su mente, los recuerdos, como una película continua, que no podía ni quería olvidar. Son los de una vida de más de medio siglo, con un juego de voces surgidas de su prodigiosa garganta y unos ·"diálogos" que brotaban de su incuestionable ingenio.

Después de ella, no ha surgido nadie que pudiera arrebatarle su bien ganada popularidad como genial ventrílocua.

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